Capítulo 6: Apuesta

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𝗟𝗶𝗮

Regresé a casa pensando en el entrenamiento de hoy, en cómo voy a hacer si de casualidad Male entró y me descubrió, y también pensaba en... en... en Fernando...

Era un chico re amable y re lindo.

Escale y entré por la ventana, todo seguía en su lugar, y eso significa que nadie se dio cuenta de mi ausencia.

Mañana volvía al Linniers, quedaban unos pocos días para demostrar que yo era mejor que muchos de los que estaban allá.

Me tumbé en mi cama, y lo único que hice todo el día, fue dormir.

Al dia siguiente en la mañana, Male entró al cuarto.

- Hola Linda, ¿qué tal estás? - preguntó.

- Mal... - dije - me duele la cabeza.

- Bueno pero no podes faltar más mi ciela, viste que estás de exámenes y podes reprobar - dijo.

- Pero me siento re mal, ¿no me puedo quedar hoy también acá? - dije.

- Bueno mira, vamos a hacer algo - dijo - voy a traer un termómetro, si sale más de 38 te quedas, si sale menos vas a clase.

- No tía... mejor me quedo y ya, igual te sale mal y me tengo que ir estando re mal - dije, ya que si no obviamente se daría cuenta que era mentira.

- Pero tengo que saber cuánto tenes - dijo - voy a por el.

- ¡No! ¡Tía! - dije, pero ella ya se estaba yendo.

- ¡Ahora regreso mi ciela! - dijo.

- Mierda... - dije en bajo.

A los pocos minutos, Male regresó con un termómetro.

- Acá está, veamos - dijo - levanta el brazo.

Me puso el termómetro y estuvimos esperando a que pite.

- Ahí está - dijo sacándome el termómetro cuando comenzó a pitar, se quedó viéndolo - ve a clase.

- ¿Por qué? - dije.

- Tenes 36,2 - dijo - ¿por qué me mentís?

- No te mentí, eso estará re mal - dijo - yo me siento fatal, mira.

Dije y tosi.

- Anda que te preparo el almuerzo - dijo - y espero que hayas estudiado para los exámenes de hoy.

- Pero - dije, y ella comenzó a bajar las escaleras en dirección a la cocina.

Suspire y agarre mis cosas.

Tenía que ir, Male era capaz de regresar para ver si iba.

Bajé a la cocina, y Male ya tenía todo preparado.

Agarre las cosas y fui a darle un beso en el cachete.

- Para - dijo apartándose - lamento mucho ponerme así.

Yo miré al piso.

- Sabes que no lo hago a malas - dijo intentando que la mire - pero me da bronca que me mientas Lia, soy tu tía.

No podía mirarla a los ojos, me sentía fatal por lo que le había echo tiempo atrás; mentirle.

- No me ignores - dijo levantándome la cabeza - hagamos algo.

La escuché atentamente.

- A partir de ahora, vamos a tener confianza la una de la otra, no más preguntas desconfiadas, ¿si? - dijo.

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