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Martes.

Los ojos le pasaban, quería volver a su habitación y caer rendido en la cama, pero en cambio se encontraba en el liceo esperando que llegarán otras personas. Ese día cómo nunca, max había llegado antes que cualquiera, la noche anterior no había logrado dormir, eso se había vuelto algo recurrente con el pasar de los días. Los pensamientos negativos carcomían su mente de tal manera que se sentía cansado todo el tiempo. Miro su celular esperando encontrar algo divertido, de manera algo inconsciente buscó en contacto de bradley. Solo basto un minuto para que su amigo respondiera la llamada, por alguna razón se sentía aliviado.

—¿Dónde vienes?

— Parece que los papeles se invirtieron

—Es en serio, soy el único acá y no me gusta.

—Maxi, no sé si te acuerdes, pero ayer el profesor dijo que las clases empezarían un poco más tarde. Que no llegáramos a la hora.

Max paso sus manos por su rostro, había abandonado la oportunidad de dormir por más tiempo al ir a la escuela. Suspiró algo frustrado.

—Voy en camino, pasemos a comer algo. Espérame fuera del liceo.

—Pero aún falta mucho para las clases, no vengas.

—No pienso dejarte solo, así que haz lo que te dije.

Se levantó de manera floja de su asiento, agarró su mochila. Antes de salir por la puerta miro su puesto para asegurarse de que no olvidaba nada tras él.

El viento helado de la mañana choco contra su rostro, haciendo que se lamentara por no venir más abrigado. Se quedó sentado en la escalera que daba la bienvenida al liceo, esperando que apareciera en algún momento a quien esperaba. Pensó que había sido plantado al notar que pasaba el tiempo y aún no aparecía. Se levantó con la intención de alejarse del lugar, hasta que escucho a alguien gritar su nombre desde un lugar poco alejado. Volteo sobre sus pies. Se sintió desorientado cuando unos brazos rodearon su cuerpo de manera tan imprudente.

—Hace mucho frío, ¿No viniste más abrigado? — se alejo tan solo un poco cortando el abrazo.

—No, salí muy rápido de la casa.

—Ya veo. Te presto esto. — se quitó su bufanda y la puso alrededor del cuello de max, en todo momento manteniendo el contacto físico de manera disimulada.

Empezaron a caminar sin un rumbo aparente, no sabían dónde ir o que hacer, solo les quedaba improvisar, max se sentía un poco raro, pues normalmente solo salía con sus amigos de su antiguo liceo. En cambio bradley solo pensaba en cómo llevaría a cabo la "gran conquista" que le pusieron como alguna clase de reto, además no sabía si a max le gustaban los hombres, eso lo ponía en cierta desventaja.
Desde que llegó no hablaron de eso, ¿Cuál sería la manera prudente de hacerlo? Era necesario saber su sexualidad para lograr conquistarlo.

—¿Has tenido parejas? — fue lo único que se le ocurrió, tal vez así podría sacar algo de información sobre si sentía atracción por los hombres.

—¿Pololas? Sipo, obvio.

Eso no le servía.

—¿Todas han sido mujeres?

—¿Por qué? — levantó sus cejas en un gesto desentendido.

—Solo responde. — respondió hastiado, ya hasta parecía que no quería decir algo.

—No quiero decirte. — camino tan solo un poco más rápido para dejar hasta ahí la conversación.

—Dime y hago lo que quieras.

Destino indeseado • MAXLEY •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora