Irina Fiore.
Pasaron horas, días e incluso semanas luego de lo que pasó con Pedri en mi despacho el día que tuve aquella pesadilla, le había escrito, llamado, trataba de hablar con el pero los días de entreno no le veía, como si se escondiera de mi, y joder, mis pesadillas cada vez se hacían más frecuentes, cada noche me despertaba y corría llorando con Abby porque era incapaz de dormir sola, aunque estando con ella tampoco dormía, solo lograba conciliar el sueño cuando pensaba en él, imaginaba que los brazos de Abby eran los suyos, lo imaginaba hablándome al oído, tratando de consolarme, solo así conseguía dormir, pero volvía a caer en esas malditas pesadillas.
Esa noche no fue distinta, simplemente, la pesadilla cambió, era él, su cara de decepción cuando me vio con Pablo, volvía y sentía como dolía, como si mil dagas me traspasaran cada vena del corazón, como cuando te tienes que despedir de ese amigo que conociste en el parque sabiendo que no le volverás a ver, la única diferencia era que el no era mi amigo.
Cuando me desperté, no me moví, no corrí a la habitación de Abby, solo lloré, solamente miré cada detalle del techo, imaginé su cara, sus ojos cada vez que me miraba, pensé en todas las mariposas que sentía y luego pensé en lo cruel que estaba siendo, yo no había hecho nada, ese fue el problema, siempre he pensado que duele más terminar una etapa sin saber que ha pasado para que termine, que terminarla sabiendo que ha terminado de la peor manera pero sabiendo porque ha terminado así.
Sea lo que sea que haya pasado, era culpa mía, era mi culpa por haber dejado entrar a Pablo ese día, fue mi culpa por haberme sentado en aquella mesa y haber dejado que el se me acercara, era mi maldita culpa por no haber corrido tras de él para explicarle que no sería capaz de hacerle daño, que nunca podría hacer algo así y que era él el único que yo quería, que era a él al que necesitaba cada vez que tuviera una pesadilla, que era el único con el que yo había sentido, él era ese momento del día que quería que llegara siempre, él era esa maldita mariposa que se cuela en mi estómago y no sale, como si estuviera encerrada.
Con el paso de las horas y las lágrimas, sonó la alarma, pero no fui capaz de levantarme, mis piernas estaban rígidas, mis brazos estaban inmóviles mientras mis ojos gritaban basta de una vez por todas, estaba cansada, pero había sido mi culpa y fui una cobarde por no poder decírselo.
Toques en la puerta, uno, dos y se abrió.
-Iri...- Abby se acercó a abrazarme.- Sé que no quieres, pero tengo un regalo para ti- Con eso, veo la puerta abrirse de nuevo y como de ella emerge Alex, como ella me mira, como me da una mirada de admiración, antes de que hable ya estoy escuchando sus palabras que siempre consiguen consolarme.
"Eres tan fuerte que te admiro, porqué sé que yo no podría pasar por eso y estar tan bien como tu estás"
Y sin más siento sus brazos abrazarme, siento como ambas chicas están a cada lado abrazándome y ahí es cuando me dejo llevar y lloro, lloro porque hoy extraño a mi padre, lloro porque no puedo hacer nada más, lloro por todo lo que he hecho y por lo que no, lloro porque podría haber dado más y no lo hice.
Lloro porque a él no le quiero perder tan rápido.
***
-¿Crees que puedas solucionarlo?- Pregunta mi mejor amiga, hoy no tenía que trabajar puesto que viendo mi situación y mi aspecto, el mister decidió darme dos días libres.
-No lo sé, no me responde, no lo encuentro en los entrenos y en los partidos nos separamos cada uno en una punta- Respondo yo
-Yo creo que deberías ir a su casa, ¿Qué es lo peor que puede pasar?- Comenta Abby luego de tomar de su taza de café
ESTÁS LEYENDO
Remember me||Pedri González
FanfictionLas miradas dicen más de lo que queremos y menos de lo que deseamos. ¿Será capaz una rubia de conquistar al chico más atractivo del país? ¿O a lo mejor ya lo había hecho...? ¡Historia completamente hecha por mi imaginación! Esta historia contendrá; ...