Francia, París
Marzo 2024ALESSANDRO
No estoy seguro de lo que estoy viendo, por ello, me muevo de lugar caminando entre la gente hacia un lugar más alejado, obligando a Kamelia a hacer lo mismo, pero es que necesito más visibilidad. Cuando clavo la mirada sobre él, sobre sus facciones, las ojeras notorias y la barba abundante, no me cabe la menor duda.
Es Fyodor Volkov.
Lo que no entiendo es qué cojones hace aquí. No puede ser casualidad, viene por el anillo. Ese puto anillo atrae a las peores escorias de la sociedad. Noto la mirada insistente, pero silenciosa de Kamelia sobre mí, sobre la trayectoria y destino de mis ojos, pues percibe no sólo su propio miedo, sino también el de los demás. Tomo una bocana de aire. Hablo con decisión, pues esto sé que se va a poner feo.
—La mafia rusa está aquí.
Sus ojos se abren en señal de ingrata sorpresa. Mi vista vuelve a esconderse entre la multitud, sobretodo en Fyodor, quien a varios metros de distancia, posa sus ojos azules como el hielo sobre mí.
Siempre he dicho que pocos son los que conocen mi rostro, incluso el de Kamelia. Pero si son tan pocos, ya os imaginaréis el motivo. Y Fyodor es uno de ellos.
—Farfalla, ¿el atletismo se te da igual de bien que el dibujo?—pregunto mientras afianzo nuestro agarre.
—¿Porqué? ¿A qué viene eso?—pregunta cada vez más confundida.
—Porque en cuestión de segundos tendremos que echar a correr.
Apenas las palabras salen de mi boca, los gritos de la multitud estallan junto a los disparos y las explosiones. Una bomba de humo. El pánico, el terror y la ansiedad predominan entre los civiles, mientras que entre la inesperada reunión de mafias, predominan la rivalidad, la sed de sangre y el odio.
—¡¿Qué ha sido eso?!—grita Kamelia ante lo inesperado de la situación.
No me detengo a dar explicaciones, no hay tiempo, y tiro de ella para ponernos a salvo tras una columna de piedra. La coloco de espaldas a la columna y me posiciono frente a ella, demasiado pegado, tanto que no hay espacio libre entre nosotros, pero tampoco sería la primera vez.
—Cazzo. —maldigo—. Escúchame bien, los rusos se han dado cuenta de quién soy y probablemente sepan también que hago aquí. —hablo gritando ante los gritos de la sala—. De lo que no estoy seguro es de si saben quién eres tú. ¿Te suena el nombre de Fyodor Volkov?
—No.—niega con la cabeza.
—Vale, mejor. Si no te conoce y las cosas se ponen feas, tal vez tengas la oportunidad de salir corriendo, pero antes de eso...
Me interrumpe antes de que pueda seguir hablando.
—No, no soy ninguna cobarde. ¿O te tengo que recordar quién soy?—inquiere molesta mientras frunce el ceño.
—No, pero eso no quita que no seas una cría. No conoces a la mafia roja y no sabes de lo que son capaces.—insisto empezando a impacientarme.
Las bombas siguen estallando, creando más y más humo a nuestro alrededor.
—Me da igual, yo de aquí no me voy sin ti.
Enarco una ceja ante la declaración tan inesperada y parece darse cuenta, pues no tarda en retractarse.
—Digo, no me voy a echar atrás.— se corrige a sí misma y noto sus mejillas teñirse de un tono carmesí.
Suspiro y trato de enfocar la vista para ver algo a mi alrededor. Las bombas siguen provocando la caída de los escombros que, a su vez, dejan más humo al caer. Entre el humo y el polvo tan espesos, se hace una tarea casi imposible alcanzar a ver algo aquí.
ESTÁS LEYENDO
Los Reyes del Crimen #1 (Saga: Herederos del Dolor)
Romance¡CONTENIDO SENSIBLE Y ALTAMENTE EXPLÍCITO! Dos mafias, dos herederos. Alessandro Ferrero, próximo a ocupar el cargo del capo de La Dolce Morte, sin escrúpulos , letal y peligroso. Kamelia Rusu, coronada como la princesa de la mafia y está por hereda...