Capítulo 24

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EE.UU, Manhattan
Mayo, 2024

ALESSANDRO

Algunos creen que soy un Dios, otros simplemente asumen que no soy como cualquier otro mortal porque, ¿cómo es posible que supiese dónde estaba Kamelia? Algunos lo llaman magia, yo lo llamo mafia, instinto.

No, en realidad es que me cogió el teléfono, supongo que por accidente, y al escuchar los gritos, llamé a uno de mis mejores hackers para rastrear su ubicación, así es como di con ella. Ah, y eso se lo tenemos que agradecer a un muchacho cuyo nombre no recuerdo, pero sólo retuve su edad, catorce años.

Catorce malditos años.

Catorce años y ha hecho en cinco minutos lo que a muchos de mis hombres les tomaría media hora. Definitivamente necesito reclutar a ese crío. ¿Cómo llegó a colaborar con la mafia italiana? Buena pregunta. Sea como sea, tengo que dar con esos pelos rubios y entrenar ese prometedor potencial. Porque me ha hecho dar con ella, con mi pequeña farfalla, la que ahora mismo está aterrorizada en un rincón.

Dios mío, ¿pero qué cojones está pasando aquí?

La escena que tengo frente a mis ojos es bastante más turbia de lo que temí, ¿cómo ha acabado aquí Alice Reeman? No lo pienso demasiado mientras acabo con la vida de los cuatro hombres de esta habitación con un espléndido tiro en la cabeza.
Sobretodo con aquel hombre que retorcía hacia atrás los brazos de Kamelia. En definitiva, la mafia rumana y la italiana nunca van a poder compararse. Los italianos conocen bien a sus superiores y todos somos intocables, nadie osaría si quiera a pensar en algo así. Por lo que estoy entendiendo, la máxima autoridad la tiene Dragos, Kamelia tiene poder, pero uno muy limitado aquí.

—¡¿Quién eres tú y qué haces aquí?!—escucho una voz femenina a mis espaldas.

—El no saber quién soy ya me deja claro quién eres tú.—escupo las palabras con indiferencia.

Kamelia se pone en pie y, a continuación, procede a hacer algo que no esperaba. Empuja a la señora de pelo rojizo y, no conforme con haberla hecho retroceder varios pasos hacia atrás, me golpea la cabeza con la empuñadura de la pistola, haciéndola caer inconsciente al suelo.

—De acuerdo....—me detengo a observar los cuatro cadáveres en el suelo, el rostro colérico de Kamelia y aparto la vista del cuerpo desnudo de Alice—. ¿Alguien me va a explicar qué está pasando aquí?

—Yo te lo voy a explicar, pero salgamos.—se gira y se dirige a la niña—. Tú quédate aquí un momento.

Tira de mi brazo para sacarme de la habitación y cierra la puerta a sus espaldas. Quiero aparentar algo de tranquilidad, pero en estas situaciones me es muy difícil.

—A ver, quise sonsacarle a Alice información sobre el anillo y la traje aquí para darle una lección. Dragos me dijo que buscase a Cornelia, pero no se me habría pasado por la cabeza que esa loca fuese a mandar cuatro hombres para violarla.—sus manos se mueven y gesticula desesperada, está al borde del llanto—. No quería que esto sucediera, sólo quería saber dónde está el maldito anillo, joder.

No me pienso demasiado las palabras cuando las digo.

—Vete, ya me encargo yo de esto.—dictamino mientras me estiro entrelazando mis dedos y haciéndolos sonar.

Los Reyes del Crimen #1 (Saga: Herederos del Dolor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora