Capitulo 1: El Nacimiento de una Máquina

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La venganza es un fuego arrebatado que consume el alma, dejando cenizas de lo que alguna vez fue humano.

Moscú, 1913

La nieve caía lentamente sobre las calles desiertas de Moscú, amortiguando los sonidos de la noche y ocultando los horrores que se desarrollaban en las sombras. En una oscura y solitaria instalación a las afueras de la ciudad, un joven alfa jadeaba pesadamente, su poderoso cuerpo temblando bajo el peso del agotamiento y el dolor.

El grupo de hombres que lo rodeaba no mostraba misericordia. Vestidos con uniformes oscuros, sus rostros eran máscaras impenetrables, reflejando únicamente la fría determinación de su propósito. Esta alianza, una organización secreta formada en la Rusia pre-revolucionaria, tenía un solo objetivo: transformar a jóvenes alfas en implacables guerreros. Usaban la psicología y los traumas como herramientas para moldear a sus jóvenes prisioneros, asegurándose de que obedecieran órdenes sin cuestionar, incluso si esas órdenes significaban su propia muerte.

El joven alfa, apenas más que una bestia herida, sentía su vista borrosa y un nudo persistente en la garganta que amenazaba con hacerle rugir. Sus músculos se tensaban mientras intentaba mantenerse en pie, su instinto de alfa luchando contra el dolor y la humillación. Uno de los hombres, el más despiadado de todos, se acercó con una vara en la mano, el sonido del metal contra el suelo resonando ominosamente en la habitación.

—вставайте (Levántate) —ordenó el hombre, su voz cortante y sin piedad.

El joven alfa parpadeó, tratando de enfocar la figura borrosa frente a él. Su instinto le gritaba que atacara, que mostrara su fuerza, pero sus músculos estaban atados por las cadenas de sus captores.  En cambio, un recuerdo distante y borroso cruzó su mente: un hogar cálido, risas, el rostro de una mujer que solía cantar para él. Pero esa imagen se desvaneció tan rápido como había llegado, reemplazada por el presente brutal.

—Я сказал, вставай! (¡He dicho que te levantes!) —gritó el hombre, descargando un golpe que resonó en la pequeña habitación.

El joven alfa cayó al suelo, su cuerpo sacudido por espasmos de dolor. La sangre y el sudor se mezclaban en su piel, creando un lienzo de sufrimiento. Pero a pesar del tormento, algo en su interior se negaba a ceder completamente. Una chispa de resistencia, el fuego de su orgullo de alfa, persistía.

Uno de los hombres se agachó junto al joven alfa, sus ojos fríos y calculadores estudiándolo con detenimiento. —Это многообещающе (Es prometedor) —dijo, sin dirigirse a nadie en particular—. Упорный альфа. Но мы должны полностью его сломать, чтобы он был полезен. (Tiene espíritu. Pero debemos romperlo completamente para que sea útil).

Las sesiones de "entrenamiento" continuaban sin descanso. Los rugidos del joven alfa eran ahogados por las gruesas paredes de la instalación, los ecos de su sufrimiento resonando solo en los corazones endurecidos de sus captores. A cada hora que pasaba, su voluntad era triturada un poco más, pero esa chispa de resistencia se negaba a morir.

Devoir et Désir | TeruMobDonde viven las historias. Descúbrelo ahora