¡¡Oh no!! ¿Ahora qué haré?

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Wei Ying lo ve todos los días de la semana en el tren de las 8 de la mañana, sin excepción.

Es el modelo perfecto de hombre. Alto, destacado y elegantemente vestido. Cabello oscuro y liso que enfatiza sus rasgos afilados y sombríos. El ceño permanentemente fruncido en profunda concentración. Cara como porcelana. Brazos increíblemente bien construidos. Ojos que imitan la filigrana dorada a la luz del sol. Es guapo, extraordinariamente guapo.
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Un hombre como él no pertenece a este tren. Pero siempre está ahí cuando Wei Ying pasa por las puertas cada mañana, sentado en su lugar habitual, con las piernas ligeramente separadas y un grueso libro en la mano. Siempre está tan cómodamente relajado cuando Wei Ying lo ve, retratando una profunda tranquilidad que no se detecta en nadie más en este tren. La multitud de las 8 en punto es particularmente brutal, y la mayoría pasa la mayor parte del viaje en tren empujada contra los cuerpos sudorosos de extraños y cruzando los límites personales de los demás. A veces Wei Ying tiene que estar sujeto a eso; a veces tiene la suerte de conseguir un asiento.

Wei Ying no sabe de dónde viene el hombre, ni sabe hacia dónde se dirige. Para cuando Wei Ying tiene que bajarse en su parada, el hombre todavía está en su asiento, bien ocupado con cualquier libro que tenga a mano. Se convierte en una constante en la vida diaria de Wei Ying que Wei Ying llega a apreciar, tal vez incluso espera con ansias. Incluso en sus peores días, Wei Ying puede contar con que el hombre estará ahí para él. En espíritu, o, bueno; conocimiento .​ El hombre es una presencia reconfortante y una vista aún más reconfortante de contemplar.

Nunca han hablado. De vez en cuando intercambió algunas miradas. Ha sostenido la mirada con el hombre varias veces, la mayoría de manera accidental; aunque nunca demasiado. Nunca han tenido motivos para extenderlo más allá de lo necesario y a Wei Ying no le gusta ser demasiado revelador . Él vislumbra al hombre cuando puede, lo mira por el rabillo del ojo cuando le envía un mensaje de texto a Nie Huaisang sobre lo escandalosamente atractivo que es el hombre.

Debe ser mayor... seguramente. Al menos un par de años mayor, alrededor de los 25. Wei Ying sólo tiene veinte años y todavía está en su penúltimo año de universidad. Se pregunta por el hombre, se pregunta a qué se dedica. Siempre está impecablemente vestido, pero no se molesta en ponerse un traje de trabajo, ni siquiera con su propia bolsa de trabajo formal. ¿A dónde podría ir con solo un libro en la mano y posiblemente solo un teléfono y una billetera en el bolsillo? Wei Ying todavía lleva demasiadas cosas en su mochila roja que lleva consigo a todas partes. A veces Wei Ying piensa en lo juvenil que debe parecer, en comparación.
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Entonces, tal vez Wei Ying esté obsesionado con… una cantidad anormal de pensamientos sobre el hombre. Así que lo que . Es perfectamente normal que le encanten los trenes y anima una parte de su vida cotidiana que de otro modo sería demasiado aburrida y mundana. Tal vez Wei Ying piense que es romántico tomar la misma cabina de tren que alguien que marca todas sus casillas imaginarias e increíblemente superficiales, como si tuvieran una cita matutina diaria tácita pero mutuamente acordada.

Tal vez a Wei Ying le guste fantasear con llegar a significar tanto para el hombre como el hombre ha llegado a significar para él.

En el fondo, es simplemente un enamoramiento inofensivo. En el peor de los casos, Wei Ying simplemente está enamorado de la fantasía de un hombre que no conoce.

No es que algo vaya a salir de esto.
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