Capítulo 12

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Ese día estaba llegando a su fin. Con el atardecer de fondo, esa familia feliz estaba cenando. Esa familia feliz, Sibila y el dragón amarillo, obviamente. El dragón amarillo, tenía un plato enorme de croquetas delante y lo iba devorando poco a poco, obviamente. No nos olvidemos de nuestros personajes secundarios, únicos e igualables.

Sonreían y saciaban el hambre que les había proporcionado tanto entrenamiento. Paula los miraba felices, satisfecha consigo misma. "¡Qué bien cocino! ¡Debería tener una estrella Michellin como mínimo! ¡Espera, ya la tengo!": pensaba llena de felicidad mientras los observaba. En cambio, Sibila los miraba con envidia. No quería tener revelaciones aquella noche, así que había decidido tomarse una infusión para saciar su hambre. Una pena que observar aquello hiciese de todo menos saciar su hambre.

-Creo que voy a meter los pies en la piscina... - comentó mientras babeaba con la comida que se había prohibido comer- Avisad si me necesitáis

Con esto, se levantó y se dirigió a la piscina. Mientras se iba andando, la mirada se fue sola al culo de Sibila, como si fuera un imán y ella, un campo magnético. De ahí que su hermana le diese una de las mayores collejas de su vida, como si la mano de Nerea fuese un imán y, la cabeza de Rubén, un campo magnético. Un minuto digno de estudiar todas las atracciones magnéticas que habían sucedido.

- ¡¿Se puede saber qué haces, bruta?!- le gritó Rubén al sufrir tal agresión por parte de su hermana

- ¡A Sibila la respetas, guarro! – le contestó su hermana mientras le tiraba una croqueta a la cara. Obviamente, a quién más le dolió esto no fue a Rubén, sino al dragón amarillo

- ¡¿Se puede saber qué haces malgastando mis queridas croquetas?! ¡Tienes tu poder del agua para matarlo si quieres, pero deja mis croquetas! – exclamó el dragón amarillo

-¡Oye! ¡Necesito vivir para los juegos!- se quejó Rubén

-¡Pues no seas tan pervertido! – le gritaron el dragón amarillo y Nerea a la vez de forma bastante agresiva

Nanami se quedó mirando seria esta escena, respirando hondo para no alterarse. Sin embargo, Paula empezó a reír a carcajada limpia, disfrutando de la situación. Los cuatro se giraron hacia Paula, sin entender muy bien porque se reía tanto. Aún así, la risa de Paula fue suficiente para relajar el ambiente y seguir la velada tranquilamente.

Después de un rato, habían terminado todos de comer. A Rubén se le iba la vista hacia la piscina, donde se encontraba Sibila, pero intentaba disimularlo al no querer despertar la ira de su hermana. Sin embargo, Paula y Nanami se dieron cuenta a la perfección.

-Hijo, ¿quieres ver como está la piscina? Hoy se me ha pasado limpiar el fondo, espero que esté bien... -comentó Paula, con media sonrisa. Su mujer se giró hacia ella y la miró sorprendida. Había sido muy poco disimulada.

-¡Sí, claro! – exclamó Rubén con emoción. Con rapidez, se levantó y se dirigió a la piscina

Nerea se quedó extrañada al ver la escena. ¿Qué estaba pasando? Había algo que no le daba confianza.

-Hacen buena pareja, ¿no?- comentó Paula a su hija Nerea, buscando convencerla para unirla a su causa

-Ni de coña- contestó Nerea de forma tajante, cortando toda ilusión de su madre

-Sé que te puede parecer... - empezó a decir Paula

-¿En serio quieres juntarlos? ¡Mamá! ¡Rubén es un ligón, no un hombre de una sola mujer! – le reprochó Nerea, bastante disgustada, intentando proteger a su amiga

-A lo mejor es porque no ha encontrado a su amor verdadero... -comentó Paula, dándole un sorbo a su vino, llena de orgullo a su comentario

-¿No crees que estás esperando mucho? – preguntó Nerea, sin entender como podía llegar a esas conclusiones

La elegida de Poseidón (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora