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Wanda Pov.

—Debemos pedir permiso antes de entrar—. Aseguró Nat con una leve sonrisa.

—¿De pequeña pediste permiso?—. Me burle un poco y ella negó con la cabeza.

—No pero... Era un pequeño niño, ¿Qué daño haría un niño de mi edad en ese entonces? Así que me dejaron ingresar sin querer matarme—.

—Eso es bueno—.

—Vamos, las montañas Cóatl tienen muchos secretos pero el más importante es el "Nido". Es el lugar más protegido que custodian muchos dragones, ya que ni siquiera es facil de encontrar, está parte del bosque de la montaña está protegido por magia que ni siquiera somos capaces de ver —.

—El nido es donde tienen a todos los bebés dragones, ¿Verdad?—.

—Si, pero... También tienen un enorme árbol que es como su corazón, no sabría explicartelo bien, Clarke lo haría mejor que yo—.

Asentí con la cabeza tomando su mano derecha ya que me ayudó a saltar una gran roca, luego seguimos nuestro camino mientras charlamos en voz baja. No sé cuánto tiempo camine pero en algún punto mi esposa se detuvo enfrente de dos enormes piedras... Yo no sabía que estaba pasando pero...

De un segundo a otro esas enormes rocas que medían el triple que yo, desaparecieron sin dejar rastro provocando que mis ojos y boca se abrieran más de lo normal. Luego se hizo un camino de tierra y follaje verde... Un verde más hermoso que mis ojos han visto.

Y no solo eso, alrededor podía ver quepquelas criaturas sobrevolando el lugar como si fueran pequeñas hadas, también mariposas que hacían sonidos lindos. Todo el lugar estaba en paz que hacía que mis hombros se relajen por completo. Además...

¡Había un ciervo con cuernos!.

Aunque este parecía que no existía, no era algo físico si no que podía ver lo que hay al otro lado atravesando su cuerpo envuelto en una luz verdosa, es

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Aunque este parecía que no existía, no era algo físico si no que podía ver lo que hay al otro lado atravesando su cuerpo envuelto en una luz verdosa, es... Es algo que jamás pensé en experimentar ver.

—Son como sus pequeñas almas... Así los considere yo cuando era más pequeño pero Lexa me aseguró que son protectores y Daniela dice que son capaces de matarme aunque una vez cruce mi mano por el estómago de un ciervo, créeme... No le gustó para nada—. Comentó Natasha soltando una risita.

—¿Siempre has sido curiosa?—.

—¿Si?—.

—Ahora entiendo porque Yelena dice que eres como un perrito con exceso de energía—.

—¡Oye! Eso no es verdad, bueno... Puede que un poquito pero ella es peor, no se porque siempre dice que yo lo soy cuando no es así—.

—Deja de hacer pucheros cariño, te amo de todas maneras—. Dije tomando su mandíbula entre mi dedo índice y pulgar.

¿En otra vida? (Wandanat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora