En el reino Apuc, el príncipe guerrero Nathaniel vivía ocultando su verdadera identidad femenina a todos. Gracias a la intervención de una poderosa hechicera, Nathaniel logra transformarse en un hombre.
El rey decide concertar un matrimonio entre Na...
—Escuche que te has casado y no me has invitado—. Se burló un poco Lexa haciéndome reír.
La reina podía ser lo más intimidante que alguien pudiera conocer pero cuando llevas años pasando tiempo con ella y sobre todo entrenandote, entiendes que su fuera de ser tiene un porque pero siempre suele ser muy amable y cordial cuando deja de ser una reina y guerrera temida.
—Si, fui obligado por mi padre pero... Me he enamorado de mi esposa—. Murmuré con una leve sonrisa.
—¿De verdad? No creería algo así de ti—. Dijo mirándome de reojo.
—Si, yo tampoco lo imaginé—.
—¿Y te corresponde?—.
—Lo hace pero... Tuvimos un problema... Ella se enteró del hecho de que no soy un hombre por completo—.
—¿Y como reaccionó a ello?—.
—Creo que... No le molesto el hecho de que no sea un hombre por completo o el hecho que nací como mujer... Ella aseguró que ese secreto no era algo que me culpará por guardar... Creo que... Cometí otro error al ocultarle el hecho de que mi padre había dicho que haría lo que fuera para hacer a un lado a su familia y tener más poder... Le dije que el fue quién mando a matar a su madre—. Informé sintiendo dolor en mi corazón.
—Lo entiendo... Comprensible la situación, lamento la perdida de una reina como Lydia, ella siempre ha sido amable e incluso cuando yo era niña... Pero al ser tan apegada a nuestras creencias, te aseguro que ella se encuentra entre las almas que protegen el bosque y rodean el árbol madre—.
—Es lo que también creo, no comparti mucho con la reina pero podía ver que era amable y amorosa, aunque, ¿Vas a decirme porqué cabalgamos por este bosque con estas... Dos idiotas?—. Pregunté refiriendo a Kate y Yelena que venían detrás de nosotras.
—Vas a descubrir algo muy importante que tiene que ver con una de ellas... Pero también debemos hablar de otras cosas importantes. ¿Aún sigues considerandote un error?—. Preguntó agachándose brevemente para esquivar una rama.
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—Creo que eso es algo que tengo implantado en mi cabeza—.
—Podria hacerte magia sin tu consentimiento para quitar tal idiotez de tu cabeza—.
—Me harías un favor—.
—¡Y a mi! Ya estoy harta de que siempre se menosprecie y no vea lo genial que es... Un hombre que todos desearían tener o ser—. Gritó mi hermana haciéndome reír.
—Si, porque créanme... Si fuera hombre quisiera ser como Nathaniel, todo guapo y poderoso guerrero—. Continúo Kate haciéndome sonrojar brevemente.
—¿Cómo que guapo Kate Bishop?—.
—Peleas maritales—. Le susurré a Lexa.
—Lo entiendo pero recuerda que eres especial Nathaniel, no importa si eres hombre, mujer, centauro o hada... Debes dejar que esas tonterías que dijeron tus padres queden perpetuando tus ideas—.
