Capitulo 7: Poder desatado

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—Tu padre nos lo prometio —continuo la figura—. Dijo que nos darías lo que necesitamos.

Mis pensamientos se detuvieron en seco. ¿Mi padre? ¿Prometido? La realidad se tambaleaba a mi alrededor.

No entiendo —dije, la voz quebrándose —. No lo conozco pero tan poco lo visualice así. 

—Claro, veo por dónde va el asunto. Jonathan siempre fue bueno evitando sus tormentos. 

El peso de sus palabras me golpeo. Jonathan. Este hombre oscuro y siniestro nunca fue la realidad de lo que me contó mi madre, y lo que mas me duele es que mi propia madre a quien creía a ciegas, me mintió en mi cara. 

—Es hora de que sepas la verdad. Grace —me mira de una forma inexplicable, la cual no me deja sostener su mirada y miro a otro lado—Yo soy Simón—dice mientras coloca su mano en mi barbilla para mirarlo. 

La desesperación se convirtió en una chispa de furia. No iba a dejarme intimidar ni a ser manipulada más. Respire hondo y mire fijamente a Simón. 

—No sé que quieren de mí ni quién creen que soy. Pero no les daré lo que buscan. 

Simon se echo hacia atrás, sorprendido por mi repentina resistencia. 

—Si no cooperas, me veras obligado a recurrir a métodos mas...persuasivos —dijo, su voz goteando amenaza. 

Recuerdo la silla en la que me sentó, mirando cuidadosamente cada una de su estructura.Un temblor recorrió todo mi cuerpo, pero me obligue a mantener la calma. Tenia que ser fuerte, no solo por mi, sino por descubrir la verdad y salir lo cuanto antes viva de aquí.

—Podrán hacerme daño, podrán intentar quebrarme —dije, con mas firmeza de la que sentía—, pero no encontraran lo que buscan. Porque ni yo sé dónde esta. 

Simon se quedo en silencio por un momento. Evaluándome. Luego, asintió lentamente. 

—Muy bien, Grace. Veremos cuánto tiempo puedes mantener esa actitud —dice con una sonrisa maliciosa. 

Sin previo aviso, una intensa ráfaga de energía atravesó la habitación, haciendo que Simón pierda el equilibrio. Las luces parpadearon, entraron los demás que antes habían estado y la atmósfera se volvió densa cargada. 

—¿Qué está pasando? —gritó Simon, mirando a su alrededor con pánico.

La mujer apareció y parecía igualmente. Yo, en medio de mi miedo, sentí una extraña sensación de poder recorriendo. Algo dentro de mí se estaba despertando. 

—¡Deténganla! —ordenó la figura encapuchada, pero era demasiado tarde.

La energía que se liberaba de mí era incontrolable, una fuerza que nunca había experimentado. Sentí cómo las cuerdas que me ataban, se aflojaban y, de repente, estaba libre. 

Me puse de pie con dificultad, tambaleándome mientras el poder seguía fluyendo a través de mí. Mis captores estaban aturdidos, y su confusión me dio la oportunidad que necesitaba. Corrí hacia la puerta, sabiendo que esta era mi única oportunidad de escapar.

Simon intentó detenerme, pero una explosión de energía lo lanzó hacia atrás. Crucé la puerta y corrí por los oscuros pasillos, sin saber a dónde me dirigía, solo con el deseo de escapar de aquella pesadilla.

Mi corazón latía con fuerza, la adrenalina impulsándome hacia adelante. No podía parar. No podía pensar. Solo podía correr, con la esperanza de que, al final de este laberinto dé terror, encontraría respuestas.

Entre la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora