When we meet again (Huskerdust)

Capítulo 9: Más que bien.

Resumen:

Husk se une a Angel cuando hace novillos. La tensión encuentra su camino a la superficie.

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Husk se preparó un cóctel, bostezó y se sentó en la barra, esperando a que Angel bajara las escaleras. Era casi mediodía, pero Angel era del tipo que se acostaba tarde y se levantaba tarde. Todo el mundo en el hotel lo sabía. Especialmente Husk.

Durante dos semanas ésta había sido la rutina. Angel regresaba tarde del trabajo drogado y Husk lo seguía escaleras arriba, donde se besaban, coqueteaban y follaban hasta primera hora de la mañana. A veces bebían, a veces fumaban, a veces se desmayaban en un desastre. Pero cada noche, el demonio gato se quedaba junto a Angel todo el tiempo que podía hasta que necesitaba volver a escondidas a su habitación o bajar a su puesto.

La mayoría de las mañanas tomaba una siesta en el bar y uno de los jefes, generalmente Alastor o Vaggie, lo despertaba y le decía que se arreglara. Afortunadamente, su comportamiento normal de borracho significaba que todos en el hotel ya estaban acostumbrados a ver un gato durmiendo en la recepción. No lo pensaron dos veces. Husk se rió entre dientes, preguntándose qué pensarían Vaggie o Niffty si supieran que estaba durmiendo en el trabajo porque Angel lo mantenía ocupado y no porque estuviera completamente borracho. Probablemente explotarían.

Continuaría con su día habitual hasta que Angel bajara y dejara a Fat Nuggets. Si había alguien cerca, se daban cuidadosamente un toque de manos o un guiño, disfrutando de la adrenalina sin ser descubiertos. Una vez, Angel incluso tuvo las agallas de darle a Husk un beso en la mejilla con Charlie y Alastor sentados en el sofá del vestíbulo. El demonio rosa había salido corriendo por la puerta mientras el gato le lanzaba maldiciones a medias, tratando de que no pareciera que le gustaba la atención. Su arreglo fue divertido. Fue agradable. Y nadie pareció darse cuenta.

Sólo habían habido tres noches que no habían pasado juntos; cada vez Angel tenía clientes de renombre en su lista que querían retenerlo toda la noche. A Husk no le gustaba nada, pero en realidad no era su lugar para quejarse. Simplemente se alegraba de que Angel no estuviera con Val. O uno de esos clientes que dejaban a la estrella porno como si hubiera quedado atrapada en una pelea en un callejón. Husk podría ignorar a esos imbéciles ricos siempre y cuando Angel no saliera lastimado. Al menos hasta donde él sabe.

A pesar de que él y Angel sabían mucho más el uno del otro, ambos tenían sus propios esqueletos en sus armarios, dejando a un lado los recuerdos de la vida perdidos hace mucho tiempo. Pero ahora que estaban follando, era la cosa más fácil del mundo ceder al deseo carnal y dejar el resto en la puerta. Los toques y besos de Angel arrastraron a Husk para que no tuviera que pensar durante cinco segundos. Fue fácil para ambos caer en la adicción. A pesar de sus preferencias por el alcohol y las drogas, el sexo resultó ser mucho más barato. Y mucho más divertido. Husk no podía recordar haberse sentido tan bien desde... bueno, desde que tenía veinte años. Desde la última vez que recordó haber estado con Anthony.

Dos noches después de su cita, Husk se dijo a sí mismo que lo que tenía con Anthony y lo que tenía con Angel no eran lo mismo. Había estado enamorado de Anthony. Angel era un momento divertido, un chico al que le gustaba ver. Había perdido a Anthony. Angel estaba aquí. No necesitaba llenar los agujeros de su memoria. Simplemente podía disfrutar el presente y seguir adelante. Podía beber, fumar y discutir con Angel. Podría divertirse con Angel. No quería ni necesitaba condiciones. No necesitaba volver a sentir todas esas cosas ni hacer preguntas sobre sus vidas. Y, afortunadamente, parecía que Angel Dust tampoco lo necesitaba.