CAPÍTULO OCHO

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Entusiasmo por otro juego
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—Apenas la mañana llegó en Ocatis, la Torre Norte se lleno de ruidos, pero específicamente en el piso siete, donde una Sacha Runa dormía abrazada al brazo izquierdo de Einar, abrió sus ojos de golpe al escuchar el ruido de unas sirena. Al hacerlo, se sorprendió al ver una luz azul parpadeando en una pequeña linterna pegada a la pared frente a ella.

Sacha no sabía qué hacer, temía que quizás podía ser una alarma de algún terremoto o algo, pero al no sentir el suelo sacudiendose, lo descartó de inmediato.

Aun así, al ver a Einar bostezar y estirarse de las piernas, la miró con preocupación-

Sacha: ¿Qué haces? No deberías mover... -la miró fijamente, sorprendida de ya no ver las heridas a carne viva que hace tan solo unas horas tenían a la rubia casi que delirando y sin poder pararse- ¿Cómo sanaste tan rápido? -preguntó confundida-

Einar: Buenos días a usted también, novata. -sonrió divertida, sentándose en aquella cama- Por Ocatis, necesitaba ese sueño. -suspiró tronandose el cuello y la espalda-

Sacha: Definitivamente no sé qué es lo que está ocurriendo aquí. -la miró perpleja, sentándose a su lado y mirando su perfil-

-Einar parecía como si nada le hubiera pasado, es como si nunca hubiera sufrido aquella lesión-

Sacha: ¿Qué es esa alarma y la luz? -preguntó al saber que el tema de la curación no sería algo que sería respondido-

Einar: A los jefes de Departamento y personal con alto cargo, o sea, los que dormimos en el piso siete, nos levantan una hora antes que a todos ustedes. -la miró sonriendo- Me sorprendió saber que esta vez me levanté tarde, normalmente lo hago antes que la alarma. -comentó divertida-

Sacha: Un momento, ¿una hora antes? -la miró sorprendida- Einar, los novatos somos levantados a las cinco de la mañana. ¿Me estas diciendo que son las cuatro? -preguntó ofendida-

Einar: Bienvenida al piso siete. -sonrió-

-Sacha se dejó caer en la cama, sintiendo que esa era una verdadera tortura. ¿Quién en su sano juicio se levanta a las cuatro de la mañana para literalmente iniciar a trabajar? Sin duda empezaba a cuestionarse si había elegido bien entrar en el Campamento de los Intrépidos.

Especialmente porque en el Campamento de los Trabajadores no tenían horario para levantarse, claro, sus padres siempre salian de casa a las ocho de la mañana, pero al menos eran cuatro horas más de las que en ese momento Sacha había dormido.

Al ver a Einar levantarse y caminar hacia el frente, donde al observar cómo se colocaba un brazalete negro, la luz azul dejó de sonar, se sentó una vez más, confundida por todo lo que el piso siete estaba enseñándole esa mañana-

Sacha: ¿Cómo hiciste eso? -se atrevió a preguntar-

Einar: Es como un pase de entrada al trabajo, se carga por las noches. -señaló un pequeño cuadro que estaba sobre una mesita de noche- Y al ponérmela, automáticamente saben que ya estoy de pie. -alzó su brazo izquierdo, donde aquel brazalete lucia como lo más insignificante del mundo-

Sacha: Creí que no había tecnología en Intrépidos.

Einar: Oh, sí la hay. -sonrió- Solo que los únicos en usarla son, como ya te dije...

Sacha: Los jefes de departamentos o personal de alto rango, lo sé. -rodó los ojos-

Einar: Aprendes rápido, Novata. -la miró fijamente-

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⏰ Última actualización: Sep 14 ⏰

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