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Aquel fue el primero de muchos otros encuentros. Quizás ella visitaba aquel local con demasiada asiduidad, y a lo mejor SeokJin se había dado cuenta. Pero no les importaba, a ninguno de los dos. La química era perfecta. Muestra de ello eran las continuas miradas y caricias que se procesaban ambos, así sin importancia. Era algo de lo más normal para ambos.   

Él buscaba la mínima oportunidad para tener contacto físico —menor del que le gustaría— con ella: roces en el comedor, tropezones con las sillas, alguna que otra confesión que la hacía reír… 

Y Adri se dejaba querer. No es que estuviera especialmente falta de cariño. Ella tenía sus aventuras por ahí. Amigos que le servían lo mismo para un roto que para un descosido. Pero con SeokJin había una atracción sexual muy fuerte. Aunque ella no le daba pie a algo más, pese a que él lo intentaba, una y otra vez.
 

***

—Sshhhh, Adri —susurró desde el almacén—Adriana.

Ella le buscó con una sonrisa en los labios y entrecerró los ojos. ¿Qué estaría tramando?

SeokJin la instó a que lo siguiera al almacén. Ella dejó sus cosas en la cocina y se acercó.

—¿Dónde estás? No veo nada —preguntó adentrándose en la oscuridad de la estancia.

SeokJin la esperaba para acorralarla de una vez por todas.

—Es difícil tenerte a solas aunque sea un momento —dijo él a su espalda. 

Ella se giró riendo, mientras movía los brazos, buscando notar el frío de la pared. Se topó al fin con algo duro: el pecho de SeokJin. Intentó retirar las manos como si volviera a darle calambre, como aquella primera vez, pero él se lo impidió, y la empujó con cuidado hasta tocar la pared, cortándole a su vez el paso y cerrando la puerta.

—¿Qué haces? —pregunto algo nerviosa.

—¿Que qué hago? Como si no lo supieras —murmuró acercándose peligrosamente a su cuello. 

—SeokJin…

—Adri… —susurró aún sin rozarla.

—SeokJin…

—Así nos podemos tirar toda la mañana. Sé cómo me llamo y tú también.

—SeokJin, por favor —intentó apartarlo, sin éxito, mientras un ramalazo de placer le recorría la columna desde abajo. 

El hombre se separó un momento sin soltarle la cintura. Las manos le habían ido a parar allí como si temiera que fuera a escaparse, aunque, de hecho, eso es lo que ella precisamente quería hacer. Ambos acostumbraron sus ojos a la penumbra de la estancia.

—No es tan grave —dijo quitándole importancia—. somos adultos ¿no? Y creo que te ha quedado claro que me gustas. Y a mí me queda claro que yo también te gusto —acercó de nuevo su boca al lóbulo de la chica y susurró, provocándola—: ¿no?

—Aquí no...—alcanzó a decir ella entre jadeos. 

—Dame un beso —le ordenó posando su frente sobre la de la mujer.

Adri notó el aliento cerca de su boca.

—No.

—Me vas a matar de dolor de huevos que tengo desde hace meses, mujer —gruñó pesaroso, separándose—. Dame un puto beso, no seas mala —rogó.

—No…

Un llanto lastimero —y ficticio— salió de SeokJin, provocándole a Adri una carcajada. Se separó unos centímetros y volvió a posar su frente, ahora sudorosa, sobre la de Adri.

MALDITA BRUJA 🧁Kim SeokJin 🧁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora