inesperado

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Estados Unidos estaba en su casa pensativo, después de días de no ver a la chica solo le entrega una carta que no decía más que una oración
"Nos vemos en el cementerio"
Era lo único que decía, no había motivo exacto para estar tan confundido sin embargo esperaba una noticia.

Las horas pasaban eternas, no sabía que hacer así que decidió ir a comprar unas flores y después llegar al cementerio.

Eran las 7:00 de la tarde estaba parado en la tumba de Don Serafín y le dejo las flores.
-Don Serafín no se que hacer sin usted, México me quiere ver hoy pero me siento preocupado por lo que me quiere decir, hace días que no la veo-
-...- hubo una pausa
-quizas lo mejor sea aceptar nuestro futuro y quedarnos aquí- miro para arriba el estadounidense viendo hacia el horizonte.

Pasaron las horas y el chico solo paseaba por el lugar, escuchaba ruidos raros de vez en cuando pero pensó que eran animales, total los fantasmas no existen.

A lo lejos se vio a la mexicana, con un paso firme pero sereno caminaba en dirección al de rayas rojas, este solo se quedó parado acomodándose sus lentes.

México se paro enfrente de estados unidos, volteando hacia abajo prosedio a pronunciar las siguientes palabras en un tono monotono - en 4 días tendré mi boda Estados Unidos-
-no puede ser, pero ¿como? - dijo shockeado el hombre
-yo... No se como sucedió todo tan rápido, si te sigo viendo estaría mal-
-pero, aun no te casas ¿no es así?-  dijo esperanzado el de franjas horizontales
-¿qué tratas de decir?-
-vamos México, sabes lo que quiero decir- con esta frase el joven amante tomo el rostro de la chica para levantarlo y mirarla directamente a los ojos.

Los dos amantes se miraron, no había necesidad de usar palabras para saber lo que pensaban, finalmente la mexicana lo acepto. Posó su mano en la mano del americano y con una suave sonrisa dio a entender que su plan se concretaría.

-nos veremos mañana, en el primer Tren qué salga, empaca lo necesario, yo me encargaré de lo demás - dijo firme el joven.
-¿a donde iremos? -
-ve a dormir, de eso me encargaré yo, te prometo que será un lugar hermoso donde podramos tener una hermosa casa- al terminar de pronunciar estas palabras el estadounidense procedió a darle un beso en la frente a la chica y decidieron partir caminos para prepararse.

México llegó a su casa y empezó a empacar ropa y joyeria que tenia a la vista, en su escritorio alcanzo a ver un papel y una hoja con un sentimiento de culpa decidio escribirle una carta a su padre.

"Querido padre te escribo esta carta para despedirme de ti, no tengo sertesa a donde iré pero te aseguro que estaré bien.

Quizas te preguntes el por que de esta decisión, quizás ya sabes la respuesta, pero aclararé tus pensamientos.
He encontrado a alguien que amo de verdad y con todo mi corazón, mi felicidad no está con el señor Yugoslavia y espero que en tu corazón algún día puedas perdonarme.
No se si algún día te volvere a ver padre mio pero te aseguro que te amo y siempre estarás en mi corazón.

Con amor
-México                                                                                        "

Gotas caían en el papel, las lágrimas de México dejaban rastro de un sentimiento que no lograba descifrar.

La chica no pudo dormir en toda la noche; mientras tanto Estados Unidos en su casa decidio tomar todo el dinero que había ahorrado y empaco otras cosas de valor, él tampoco pudo dormir y en cuanto vio los primeros rayos de sol asomarse por su ventana decidio que era momento de irse.

Silenciosamente bajo las escaleras de madera, tomó un poco de comida y con mucha cautela abrió la puerta para dirijirse hacia la estación de trenes.

México al igual que Estados Unidos al ver los primeros rayos de sol decidio levantarse de su cama y tomo su equipaje dio una última mirada a su habitación, después su vista se dirijo hacia la carta que había escrito la noche anterior; camino hacia el escritorio y tomo la carta, la apretó levemente arrugando el papel decidida a tirarla por la ventana pero algo la detenía de hacerlo era ese mismo sentimiento indescriptible de la noche anterior.
Derrotada dejo el papel donde mismo y antes de tener otro pensamiento decidio irse de su casa.

Estados Unidos estaba en la estación de trenes y se dirigió hacia el mostrador para comprar los boletos, no era muy conocido en el turno de la madrugada así que no lo reconocieron.
-buenos días - dijo animado el chico
-hmmm oh si buenos días- dijo un hombre con unas rayas horizontales de amarillo, rojo y azul.
-quisiera unos boletos por favor -
-¿para que lugar joven? - dijo adormilado el tricolor
-¿qué lugar recomienda? -
-... - el hombre se quedó callado y lo vio con fastidio, después vio un boleto al azar y se lo dio sin decir la ubicación.
-serían 5 monedas-
-van a ser 2 porfavor-
-entonces serían 10 monedas- dijo ya fastidiado el vendedor.
Estados Unidos le dio el dinero y recibió los boletos, el joven ya se iba cuando el vendedor lo detuvo.
-¡Espera! - dijo medio despertandose el de franjas
-¿qué sucede? -
-se me olvido decirte que tienes que cruzar las vías para llegar al Tren ya que el anden esta del otro lado, solo ten cuidado hoy llegan unos cargamentos, no tardaran en llegar -
-oh muchas gracias - dijo el americano acomodándose los lentes y esperando pacientemente a la mexicana.

Mientras tanto México iba caminando lentamente hacia la estación, en su mente había un vacío total no podía pensar en nada.
Cuando llego a la estación se encontraba algo perdida nunca había estado ahí así que le pregunto a un trabajador para que la guiará, este le dio indicaciones para llegar a la taquilla, pero cuando llego no había nadie busco por todas partes y no encontró a nadie, hasta que escucho un grito cruzando las vías del tren.

-¡MÉXICO!- dijo Estados Unidos con una alegría
México le sonrio cálidamente y movio la mano, y lista para cruzar pero Estados Unidos la detuvo
-¡ya tengo los boletos! ¡Yo cruzare!- dijo gritando para que lo escuchara.
Estados Unidos bajo a las vías del tren y con un paso calmado empezó a cruzar el camino, a lo lejos se escuchaba una locomotora qué se acercaba a un ritmo alarmante.
México se alarmó y le empezó a gritar que se apurara pero al voltear a ver a la chica, el joven se tropezó con una de las vías, cayendo bruscamente en el metal, perdiendo sus lentes y con su equipaje abierto.

El chico empezó a buscar sus anteojos pero no los encontraba por ninguna parte, mientras que el tren de veía cada vez más cercano, México se alarmó más y le dijo al americano qué dejara sus cosas y que se subiera al anden.
-ya voy cariño, sin mis lentes no veo nada- dijo un poco desesperado el de estrellas.
Tuku Tuku Tuku Tuku sonaba cada vez más cercano hasta que un silbato captó la atención de estados unidos qué al fin había encontrado sus lentes para después toparse frente a frente con la maquina.

Un horrible grito se escucho en el lugar.

El Fantasma enamorado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora