Un Regalo Desarreglado

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México había salido de su habitación, ya alistada y con una sonrisa falsa llegó al comedor y ahí estába, Su padre hablando con Yugoslavia, quien con una voz ronca y algo pasado de peso fue a tomarle la mano a la joven y la sentó enseguida de él.

La chica incomoda solo obedeció y se sentó con cara triste y desilusionada.

La comida ya estaba lista, todo listo y arreglado.

-Y bien! Hija mía cuéntale a Yugoslavia que sabes hacer-dijo España con una sonrisa
- a ver cuéntame amor - dijo el hombre.

¿¡AMOR?!! como se atreve a llamarla ASÍ!! NI siquiera sabe que le gusta, Ni siquiera la ama, y la llama Amor? Cuanta hipocresía pensaba México.

-b-bueno se cocinar, lavar, planchar, leer, escribir y muchas cosas más! - dijo en un tono falsamente animado
-sabes leer y escribir? Interesante - dijo Yugoslavia degustando El platillo de pollo y verduras que había cocinado México unas horas antes.

Mientras tanto nuestro joven iba caminando hacia su casa recordando y pensando en lo que acababa de pasar ese día, y sin excepción a la linda muchacha que había conocido, y lo inevitablemente extraño que sería verse en un cementerio pero que le iba a hacer.

Estados Unidos llegó a su casa abriendo la puerta en silencio ya que no quería perturbar el silencio que rodeaba el lugar pero una voz lo llamó.

-hijo eres tú? - dijo su madre
-si mamá -
-vente a cenar-dijo la madre sirviendo La comida.
El joven se sentó en una de las sillas viendo como le servían la comida y escuchando la conversación de su hermano menor y sus padres mientras el no dejaba de pensar, pensando y pensando repasando una y otra y otra vez lo sucedido, nunca le había pasado algo tan... Extraordinario.

Yugoslavia ya había terminado su platillo, España y México se miraron, si que tenía hambre.
-que bueno que te guste cocinar México, porque yo como muy bien-dijo guiñandole el ojo la muchacha.
La chica solo volteo incomoda hacia un lado y viendo a su papá.
-bueno, como que falta el postre no es así? - dijo aún con gula el hombre mayor.
-s-sí y-ya voy-dijo la muchacha volteando hacia abajo y llendo por el suculento pastel de chocolate con crema batida y chispas de chocolate que había preparado la Mexicana.

España y Yugoslavia habían quedado solos.
-si tratas mal a mi hija, te juro... -
- tranquilo, yo no le hare nada malo a su hija, es muy bonita y educada, la a criado bien para no tener esposa-dijo Yugoslavia quitándose la comida entre los dientes.
-¿que quiere decir con eso? - dijo España
-nada..., solo pensé que su hija sería una bulgar por lo que dicen en el pueblo - dijo Yugoslavia para meter tensión, si bien en el pueblo había rumores de la joven, no eran más que rumores tontos como que hacía rituales, o que era bruja como su madre, que tenía una maldición, etc.
-MIRA MI HIJA NO ES UNA CUALQUIERA Y ESOS RUMORES SON TONTERÍAS DE LA GENTE, ASÍ QUE SI VA A VENIR A MI CASA A FALTARLE EL RESPETO A MI HIJA CREAME QUE- dijo gritando en voz baja el español.
-Jajajajajajajaja no me haga reír señor, sabe que yo soy la mejor oferta, piénselo, cualquier hombre podría tratar a su hija muy mal... Usted no quiere eso verdad? -
-c-Claro que no- dijo España pensando
- además yo la cuidare muy bien, y la trataré como una reina, ningún hombre la tratara como yo-dijo con una voz Serena y encantadora.
-quizás... Tengas razón-dijo España algo triste

México ya había terminado los últimos detalles del pastel, ya iba con el postre a la mesa, cuando vio a su padre con una cara preocupada quería acercarse pero Yugoslavia la llamó.

-d-dígame que necesita? - dijo viendo al suelo la Mexicana.
-dime... De que es el pastel, preciosa - dijo pícaro el señor
-e-es de chocolate señor-
México volteo hacia su padre, como deseaba abrazarlo en ese momento, pero sabía que no podía hacer eso enfrente de Yugoslavia.
Yugoslavia corto un pedazo del postre y decidio comerlo sin esperar a nadie.
Padre e hija también decidieron comer el postre.

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