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Capitulo 7: Tempestad

El mundo era extrañamente opaco, como si la luz fuera comida por todo lo que le rodeaba, como una especie de abismo que se consumía así mismo, una y otra vez.

El cuarto donde tanto había dormido ahora le parecían desconoció y distante en su totalidad. Ahora mismo parecía que estaba viviendo en otro mundo, pues el suyo ya parecía haberse desmoronado.

Cómo una dulce galleta que se hace migas a partir de la fuerza con la que se presiona y rompe. Cómo una galleta que no fue tratada con cuidado y acabo por quebrarse, en dos partes, irremediablemente separadas.

Miguel dejo salir un suspiro pesado, cansado. Estaba acostado en aquella cama dura, con resortes picandole las costillas cada que se movía, intentando estar rígido para no sentir la frialdad del colchón, pues no habia sábanas.

No es que no pudiera pedirle sábanas a su primo Alejandro, era que ahora mismo no tenía las "ganas" de pararse e ir. Ahora mismo ni hace unos sinco días.

Los minutos caían como una cascada, una cascada que llevaba sus emociones arratradandolas y hundiendo las en esa corriente liquida. Una cascada con recuerdos fríos y duros como piedras en pico a los pies de esta. Cómo una cascada imparable que no cesaba su ciclo.

Prendió su teléfono y navego un rato por las redes sociales, enterándose y burlándose de varios temas. En estos últimos días no había hecho más que estar pegado a la pantalla y al teclado. Criticando todo por nada, y llevándose varios comentarios negativos a sus comentarios "basados".

Las notificaciones lo enterraban entre fantasías, la irrealidad y crudeza que se mezcla en el mundo del internet. Cómo podía olvidar la mayoría de cosas mientras perdia el tiempo de su vida, como podía distraerse unos segundos antes de que volviera en si.

Antes que ese sentimiento pesado recayera en su espalda, y su cuerpo se sintiera hueco, como un árbol donde solo queda su corteza, que al más suave viento se desaceria.

Antes de que su mente viajará otra vez a aquel día. Aquel último día donde no volvió a saber algo de Luis.

Miguel estaba siendo ahogado en aquella cascada de emociones y sentimientos adolecentes donde el no tenía una puta idea de que hacer. Dónde lo única que le quedaba es resignarse a ser arrastrado corriente a bajo.

Froto su cara con sus dos manos, quejándose de todo malestar posible entre quejidos, rodando en aquel sucio colchón sin sábanas que duramente le fastidiaba más.

Quedó en un silencio, un silencio que lentamente le gritaba al oído todo lo dicho por él aquel día, todo lo que dijo en toda palabra exacta. Sintiendo su cuerpo enfermar.

Hacia frío.

Tal vez por la cascada que se lo tragaba a las profundidades, antes de escupirlo por el risco y matarlo de una caída.

O simplemente la ausencia de aquella "cosa" calidad hizo que el frío que tanto lo asechaba regresará sin previo aviso. Y se apropiara de cualquier lugar y situación donde esté, para congelarlo. Para por fin matarlo.

Observo desde la cama por la ventana, aquella ventana diminuta y reducida donde solía mirar cada que venía. Y observar como el mundo fluía en vidas cotidianas y repetitivas, lo ponía pensativo al punto de hacer varios análisis de su propia vida.

Un Roto Para Un Descocido | Papufresco (Papulince X Pana Fresco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora