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Solo, en este silencio denso,

Soy reo de mi mente, prisionero intenso.

Las paredes murmuran mi soledad,

Y el tiempo se estanca, sin piedad, sin edad.


Mis heridas, como ríos, no dejan de sangrar,

La soledad me carcome, sin poderla esquivar.


Aunque busque la cura, las cicatrices quedan marcadas,

Testigos silenciosos de mi pena, nunca olvidadas.

Cada intento por olvidar, se pierde en el viento fugaz,

La soledad, fiel compañera, en cada paso está.


Mis heridas, son grabadas por la soledad profunda,

Cadenas que me atan, en esta noche moribunda.

Aunque busque esconderlas, siempre brillarán allí,

Reflejos de mi alma, que nunca extinguiré.

Versos MoribundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora