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Alastor se quedó solo en aquella habitación, finalmente podía explorar el terreno, y verificar si había alguna forma de salir, o incluso regresar al Infierno; la maldita luz que irradia el sol le molesta mucho, sin mencionar claro, que un imbécil que se cree lo mejor de la creación lo tiene secuestrado y con planes desagradables hacia su cuerpo.

Lo primero que hizo fue mirar la ventana, al parecer se encontraba en el segundo o tercer piso de la (lo mas seguro) casa de Adam, observa de lejos a los ángeles caminar o volar por las calles, además de algunos edificios y casas doradas, por supuesto tambien las esponjosas nubes, y el cielo azul brillante.

El Paraíso tiene su encanto, pero definitivamente no se quiere quedar, menos si hay posibilidades de encontrarse con quienes no quiere volver a toparse jamás.

Un suspiro audible brota de sus labios, aún tiene algunos mareos y la visión de vez en cuando le falla... ¿Será culpa del material angelical de la cadena, o la perdida de sangre?

Cómo sea, es mejor buscar una posible salida que quedarse a descubrir cuando Adam se cansará de ser "comprensivo" con él; la habitación en sí no era para nada desagradable, la cama es cómoda, el clima se siente frío a comparación que el Infierno, y los múltiples retratos del primer hombre abundan, claro está, un narcisista de mierda es su raptor.

Fija la vista rápidamente en el gran armario que está al lado izquierdo de la matrimonial, con mucha suerte habrá ropa formal; no le tomó mucho analizar que la túnica que porta es de Adam, así que prefiere cambiarse a algo mas... Propio...

—¿Qué demonios?— Frunce el ceño al ver que toda la ropa que había eran vestidos, la mayoría pegados y de tiras, otros con mangas largas, o holgados, pero diseñados para mostrar las piernas, el resto eran camisones para dormir.— Bastardo asqueroso, no voy a usar esto.— Cerró la puerta del armario de un golpe, molesto.

Es mejor seguir explorando, después verá otras alternativas de ropa; sale de la habitación con tranquilidad, viendo el largo pasillo con paredes azuladas, y piso de mosaicos cafes, lo recorre hasta llegar a la escalera que da al piso de abajo.

Una gran sala con una ventana enorme que tiene vista a todo el Cielo, y a la Corte del mismo, ese edificio hecho de acero angelical; decide ignorar todo el exterior para continuar en su alrededor.

Casi las mismas cosas que hay en el Infierno, frituras, entretenimiento (televisión, teléfonos, incluso videojuegos, y películas), pinturas, y adornos, ese tipo de cosas para el hogar; siguió caminando hacia la cocina, que está justo al lado derecho de la sala, ahí había comida propia de un humano cualquiera, sobre todo para hacer las costillas que Adam siempre come.

Todo se veía perfectamente limpio en ese lugar, organizado igual; eso es, debe tener cuchillos, por el momento se conforman con encontrar el mas grande y filoso.

Pero oh sorpresa, todos los cuchillos estaban desaparecidos, era evidente que antes había, pero ya no; Alastor suspira irritado ante el descubrimiento que Adam en verdad no es tan estúpido como creía...

En fin, ya tendrá tiempo para obtener un arma, solo por si acaso, y en defensa propia, si es que el bastardo de su raptor se atreve a "incumplir" su parte del trato.

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Por otro lado, Adam salió de su casa con mucha calma, la cadena de oro angelical prohíbe a Alastor usar todos sus poderes, y de paso debilita su fuerza; no le preocupa en absoluto que su trofeo vaya a escaparse.

Primero fue a buscar a Lute para hablar un rato sobre lo que sucedió en el exterminio, cambiaron las armas de los ángeles exterminadores, y luego fueron a la Corte a visitar a los serafines.

꧁༒𝕋𝕣𝕠𝕗𝕖𝕠 𝕕𝕖 𝔼𝕩𝕥𝕖𝕣𝕞𝕚𝕟𝕚𝕠༒꧂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora