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A mitad de la "noche" Alastor se mantuvo en los brazos de Adam, extrañamente el pasado regresó a él en una gran tormenta de recuerdos reprimidos en el fondo de su mente; el más vívido de ellos se repite sin cesar, penetrando en sus sentidos como si se tratara de un puñal estacado en su corazón.

Se ocultaba bajo las sábanas y las cobijas de su cama, abrazándose así mismo mientras intentaba ocultar el llanto; su abusador suele llegar a esas horas para "jugar con él".

Sabe que nunca fue un juego, porque los juegos no lastiman a nadie, los juegos no implican tocar sus partes íntimas.

Los juegos no son para causar dolor, no son para hacerlo llorar.

Ruega en su mente a Dios que no vuelvan a lastimarlo.
Pero ese Dios nunca hace caso a sus suplicas, por mucho que llore, por mucho que le grite por favor.

Y él tampoco se detiene a pesar de que grita o patalea para quitarlo de encima.

Oh Ali, ¿por qué te ocultas? Sabes que (...) no te hará daño, sólo vamos a jugar...Se abraza con mas fuerza, temblando bajo las sábanas de forma incontrolable, su llanto no hace más que empeorar.Vamos, sal de ahí, a menos que quieras que lo haga a la fuerza.

¿Qué más le queda?

Se limpió las lágrimas que seguían saliendo, quitó su sábanas y la cobija, volvió a abrazarse así mismo, sintiendo el peso extra detrás.

Eso es, que niño tan obediente eres Ali.Cerró sus ojitos con fuerza, apretando la mandíbula para que ese maldito no tenga la satisfacción de escuchar sus llantos.

Aún si llorara a todo pulmón, de todas formas nadie lo iba a salvar...

Los ojos de Alastor se abrieron de repente, un sudor frío cubriendo su frente mientras su respiración se aceleraba y su corazón comenzaba a latir intensamente.

Había sido tan real... El miedo, la frustración, el enojo, y las asquerosas manos de ese bastardo tocando su pequeño e indefenso cuerpo; Adam lo sintió moverse, en consecuencia lo abrazó más fuerte, con protección.

—Shh, tranquilo Al. Estás a salvo.— Susurra Adam, besando la frente del pelirrojo varias veces.

Alastor intentó calmarse, olvidar esa horrible pesadilla, enfocándose en el calor ciertamente reconfortante que el abrazo del ángel emite, junto a los delicados besos en su frente; un cariño que nunca antes había sentido.

No al menos desde que estaba vivo... Cuando tenía tan solo 4 años y su mamá lo reconfortaba cada vez que una pesadilla molestaba su ensueño.

Pero ni siquiera ella que a diario le decía cuánto lo amaba acudió a sus desesperados llantos nocturnos cuando tenía 8, no lo protegió de él, aunque no la culpaba, nada le quitaba el rencor que su único ángel guardián lo abandonó en el peor momento de su corta vida.

Poco a poco su respiración se reguló, igual su cuerpo dejó de temblar, se aferra a Adam tanto como puede; nadie lo protegió como él lo estaba haciendo, ese sentimiento le gustaba tanto.

Su niño interior, el pequeño Alastor se sentía feliz y seguro por primera vez; lo sanaría a como diera lugar.

—No quería despertarte, lo siento.—Murmuró Alastor al sentir la repentina necesidad de pedir perdón, tragando saliva permitió que pequeñas lágrimas se salieran de sus ojos cristalinos.

꧁༒𝕋𝕣𝕠𝕗𝕖𝕠 𝕕𝕖 𝔼𝕩𝕥𝕖𝕣𝕞𝕚𝕟𝕚𝕠༒꧂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora