V: La Gran Guerra.

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Habían pasado un par de días desde el incómodo momento entre Benedict, el Marqués y Poppy, todo había marchado bien, de hecho, los jóvenes se enviaban cartas los días en los que por algún motivo no podían verse. Como esa noche, en la cual Poppy había decidido no asistir al baile y quedarse en casa, aunque tuvo que fingir un malestar estomacal para ello.

Ya había mandado su última carta y estaba sentada frente al piano trabajando en la canción con la que había estado soñando desde hace varias noches atrás.

–Tus ojos susurraron: "¿Ya nos conocemos?" –Cantó bajo inundando el salón con el sonido del piano y su suave voz. –A través de la habitación, tu silueta se dirige hacia mí.

Hace una pequeña pausa leyendo las partituras frente a ella antes de continuar. Con cada nota que tocaba, Poppy sentía cómo la música la envolvía, transportándola a un lugar de calma y serenidad. La canción que había estado componiendo fluía de sus manos con facilidad, mientras recordaba lo que había estado viviendo desde que comenzó la temporada.

–La divertida conversación empieza, comentas todas tus rápidas observaciones... Como si pasaras notas en secreto. –Hizo una breve pausa para revisar las partituras frente a ella, asegurándose de capturar cada matiz de la canción.

Mientras cantaba, de forma inconsciente comenzó a pensar en Benedict. Si bien, la canción había nacido de uno de sus sueños, sentía que la letra que había escrito se amoldaba muy bien a la situación con el hombre.

–Y fue encantador conocerte –Murmuró una vez más –Lo único que puedo decir es que estuve encantada de conocerte

Mientras sus dedos seguían danzando sobre las teclas del piano, Poppy se dejó llevar por la melodía, perdiéndose en el dulce sonido que llenaba la habitación. Era un momento de paz y belleza, un instante en el que el mundo parecía detenerse y solo existía la música y los recuerdos que traía consigo.

–En esta noche saltan chispas, no las dejes ir –Cantó soltando una risita emocionada para sí misma –Estoy maravillada, sonrojada todo el camino a casa...

Detuvo la canción cuando escuchó pasos apresurados, al levantarse vio a Andrew acercándose a ella, se veía algo acelerado y eso la asustó, pues venía solo.

–¿Qué pasó? ¿Dónde están papá y Addie? –Preguntó acercándose preocupada.

–Eres amiga de los Bridgerton –Ignoró sus preguntas mientras tomaba su brazo y la hacía caminar a paso apresurado detrás de él en dirección al estudio de su padre.

Poppy asintió

–Lo soy. Andrew, por favor, dime que pasa, me estás asustando.

–Papá y Adaline están bien –Dice mientras rebuscaba en un cajón hasta que sacó una de las pistolas de su padre.

La menor al ver aquello palideció. Algo muy malo estaba pasando, pero no entendía el qué ni la relación con los Bridgerton.

–Necesito que vengas conmigo, Simon y Anthony Bridgerton se enfrentarán en un duelo –Dijo revisando que la pistola estuviera cargada. –Puedes intentar detenerlo, eres su amiga.

–¡Soy amiga de Benedict! Nunca he hablado más de dos palabras con Anthony –Recordó con algo de desesperación. Saber que su adorado primo estaba en peligro y que de ella podía depender el detener esa pelea la estaba matando.

Poppy siempre fue apegada a Simon y a Andrew, eso no era un secreto, todo el mundo lo sabía. Desde pequeños, los tres eran inseparables, y en la adolescencia, casi llegando a la adultez, ambos jóvenes eran los que ayudaban a la menor a escapar a ciertas fiestas y reuniones junto a ellos. Pero ahora era diferente, ahora era realmente peligroso y las probabilidades de que alguien muriera esa noche eran altísimas.

A lady's prophecy (Benedict Bridgerton & OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora