Capítulo Cuatro

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Mina estiro uno de sus brazos sobre la mesita de noche y sacó un condón. Lo deslizó por su largo y grueso miembro y volvió a posicionarse al medio de ella. Mina sintió debajo de sus manos como el pulso de Chaeyoung se aceleraba. Temblaba de miedo.

—No tengas miedo, princesa. Solo cierra los ojos y disfruta.—Murmuró la pelinegra.

Chaeyoung hizo caso a lo que le pidió y cerró los ojos. Tratando de relajarse, se imaginó a sí misma en un paisaje tropical, con el agua azulada transparente y el sol iluminando la blanca arena bajo sus pies. Uf, si, muy bonito. Sacándola de sus pensamientos Chaeyoung sintió como la enorme polla de Mina presionaba su entrada. Ella apretó los ojos aún cerrados.

—¿Lista?

Chaeyoung solo asintió y Mina empujó, despacio, con un movimiento leve para no hacerle daño ya que sabía que era virgen. Enseguida Mina sintió lo estrecha que estaba, haciéndola gruñir de placer. Chaeyoung enterró sus uñas en sus brazos, dando a entender que sentía dolor. Mina se detuvo inmediatamente, preocupada.

—¿Te he hecho daño?

Ella solo negó con la cabeza sin siquiera abrir los ojos aún. Pero Mina no se volvió a mover dentro de ella. Era la primera vez que Mina se acostaba con una virgen y temía hacerle daño. Inexperta, Mina optó por mantenerse quieto un momento, aunque su pene palpitaba fuertemente por follarla duro. Debía acostumbrarse a su tamaño.

Pasado un tiempo, Chaeyoung habló.

—Minari...—Musitó.—Muévete.

Su voz la alivió, sintiéndose más segura, Mina volvió a moverse dentro de ella. Y de un momento a otro, todo el dolor que Chaeyoung había sentido fue sustituido por una ola de placer indescriptible.

—Mina...—Susurro con una expresión de dolor en su rostro.

—Mmh?

—M-más...—Gimió.—M-más rápido...

Su voz envió una descarga eléctrica directa hacia su polla. Mina enterró sus dedos en sus caderas y empezó a moverse más rápido con un vaivén muy erótico que volvería loco a cualquiera. Chaeyoung al fin abrió sus ojos y observo la expresión en la cara de Mina. Tenía los ojos cerrados, mordía su labio inferior con fuerza y una delgada capa de sudor cubría su rostro y sus hombros. Chaeyoung gimió con fuerza al sentir como Mina había cambiado la fuerza de sus embestidas. Ahora era duro, potente, pero aun así sin perder la ternura.

—Sí, sí, sí...—Mina apretó los dientes al sentir como las paredes de Chaeyoung ceñían con fuerza su pene.

Y acto seguido, un orgasmo descomunal terminó con ellas después de haber gritado sus nombres. Después de haber llenado el condón hasta con la última gota de semen, Mina se desmoronó cayendo encima de Chaeyoung pero con el cuidado de no aplastarla. La abrazó con ternura, como si no quisiera que se fuera de su lado jamás. Chaeyoung percibió la ternura con la que la abrazaba y se acurrucó a su lado para consecutivatemente caer en un profundo sueño.








[...]

Mina se despertó con la mejor sensación del mundo. Adoptando una posición más cómoda. Se movió en la cama y observó a Chaeyoung, quien se encontraba acurrucada en su pecho. Parecía un ángel... su pequeña he inocente sobrina, ahora no tan inocente, había hecho que tuviera el mejor sexo de toda su vida. No, decir que había tenido sexo era poco, mínimo en comparación a lo que había sucedido esa noche, Chaeyoung había despertado sentimientos que nunca había experimentado, sentimientos que no sabia con exactitud de qué eran y eso ciertamente la asustaba, sin embargo era obvio el hecho de que lo que había ocurrido era más que solo simple sexo, ella lo había dado y sabía que Chaeyoung también, lo que ocurrió esa noche fueron los sentimientos sin nombre que se habían proclamado para unirlos en uno solo.

Como si hubiese sentido su mirada Chaeyoung se movió en sus brazos y abrió los ojos.

—Buenos días, pequeña.—Susurro la pelinegra, acariciándole el cabello.

—Buenos días.—Sonrío Chaeyoung y se inclino para besarla dejando ver asi sus pechos desnudos y expuestos. Mina observó sus senos y con un movimiento lento los acarició pellizcando sensualmente sus pezones y dándole una sonrisa hermosa a Chaeyoung volviendo a observarla a los ojos sin dejar de tocarla. Su mano bajo hasta sus caderas bajo las sábanas mientras Chaeyoung la observaba embobada por las caricias y la sonrisa que le había brindado.

—¿Como te sientes?—Preguntó la pelinegra lentamente mientras acariciaba sus caderas.

—Estupenda, ha sido... magnífico.—Respondió sonrojandose.

Una Tía Sucia |Michaeng G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora