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La vida de Steve Rogers era tranquila.

Tenía un esposo maravilloso, un hermoso lugar donde vivir y un trabajo estable. Podría decirse que todo era perfecto a excepción que no había podido tener un cachorro con su omega.

No porque fuera un problema en "él" sino porque Tony seguía insistiendo que aun no era momento de tener hijos y aunque siempre que tenían esa conversación salía más que triste no podía negar que era feliz.

Sus días eran tranquilos pero en el trabajo eran agitados, trabajaba en una organización llamada S.H.I.E.L.D donde se encargaba de buscar criminales fuera de lo común siempre llegaba victorioso junto a su equipo.

Siempre estaba de ánimos, pues tenía motivos para seguir adelante.

Uno de esos días, debía ir de encubierto con Romanoff y Sam a una base en Mongolia así que se preparo y después de despedirse de su esposo emprendió viaje.

Realmente, odio el momento en que acabo antes de tiempo. Odio el momento en que no acepto ir a celebrar con sus amigos... Odio regresar a casa temprano.

Cuando llego a casa después de dos cansadas semanas, noto que todo estaba muy oscuro. Algo anormal ya que a esas horas las luces estaban prendidas pero decidió no tomarle mucha atención y decidió bajar al taller en busca de su omega, pero extrañamente, este no se encontraba ahí.

Con algo de dudas... Y con un mal presentimiento, camino hasta la habitación que compartía con su esposo, pero por más que caminaba, más ruidos extraños lograba escuchar.

Algo incomodo y a toda prisa, abrió de forma violenta la puerta que le separaba de la habitación y de pronto sintió que le faltaba el aire.

En la cama, se encontraba su omega con James...

Tony estaba a piernas abiertas, gimiendo a todo lo que daba y James empujándose contra su cuerpo. Cuando el omega le notó, rápidamente empujo al otro alfa quien gruño al verse interrumpido pero todo enojo o excitación se fue cuando vio a su mejor amigo en la puerta.

— Las cosas no son como parecen

Escucho de parte del omega, sonrió con ironía mientras que negaba. La maldita habitación olía a sexo y a feromonas del alfa que era su mejor amigo quien se levanto para ponerse aunque sea los pantalones y acercarse.

— Steve, por favor, no es lo que parece... Había venido a verte... Tony me invito un café y platicamos... De un momento a otro ya estábamos aquí —

Murmuró entre pausas y antes de que volviera a mencionar una asquerosa palabra simplemente se aventó a los golpes.

Golpeo, pateo, empujo con todas las fuerzas que había logrado tener, el enojo, traición y sobre todo el dolor le manipulaba en ese preciso momento como para darse cuenta de que estaba por casi matar a su amigo... O a alguien que solía serlo.

Estaba por dar el último golpe cuando la armadura de Tony le aventó contra la pared. Miró con ira aquel omega que una vez juró amarlo mientras que se protegía con su escudo.

— Steve, por favor cálmate, podemos solucionar esto... Déjame explicarte

El alfa solo gruño furioso ¿Hablar? ¿De que jodida mierda iban hablar? ¿De que le fue infiel con su mejor amigo? ¿De que su mejor amigo le estaba metiendo el maldito pene por su culo?

Con su escudo a mano, empezó a lanzar golpes a la armadura y con golpes acertados, logro quitar parte del casco para simplemente incrustarlo en el reactor del omega.

— No eres más que una zorra, te dí todo lo que pediste, te espere todo lo que pude y te entregue todo el amor que un estúpido hombre enamorado pudo dar... Así que dime ¿De que vamos hablar?

Dijo con todo el odio y dolor que sentía, su voz alfa había hablado por él mientras que le miraba con asco. Sin importarle nada, incrusto más su escudo contra el reactor, no le importo ver a su ¨Omega¨ pálido o sin poder quitarle de encima.

En esos momentos no tenía cabeza para razonar, sino para deshacerse de aquellos que le habían traicionado.

— S-steve...

Se sentía traicionado, herido y furioso... ¿Desde cuando le engañaba? ¿Porqué había empezado hacerlo? ¿Acaso no era lo suficiente para él? ¿Acaso nunca lo amaba?

Le miro con unas estúpidas lagrimas en sus ojos para quitarle su escudo. Lo miró de manera seria y fría para separarse.

— ¿Porqué?

Pregunto, le vio tomar aire mientras que luchaba por poder moverse. No le importo ver como la luz del reactor poco a poco empezaba apagarse. Con el escudo a mano, le volvió hablar con su voz alfa.

—Yo, Steve Rogers, corto toda conexión con mi Omega Anthony Edward Stark, elimino nuestro lazo de Omega - alfa y elimino todo rastro de nuestra relación —

— ¡Steve!

No le importo ver como el omega caía desvaneciéndose, con su escudo salio de la habitación sin siquiera ver si James o Tony seguían con vida, solo quería irse.

Sin duda, había odiado aquel momento en que decidió regresar temprano a casa.

HydraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora