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Sus ojos no podían separarse de aquellos escarlatas. En algún momento habían abandonado la habitación en la que estaban y ahora estaban en la que parecía ser la del rubio. Todo estaba de rojo escarlata o negro. Su vista no podía evitar ver al alfa rubio que fumaba frente suyo mientras que él seguía amarrado en esa maldita silla.

Sin duda, el hombre frente suyo se trataba de Steve pero era completamente diferente. En sus ojos había locura y muerte… El Steve que conocía era cálido y con mirada tranquila que brindaba confianza. Negó lentamente tratando de buscar algún indicio de que se trataba de alguna pesadilla pero el humo chocando entre su rostro le decía que no era ningún sueño.

— No… Este no eres tú

Digo en tono bajo mientras que negaba. Miró como el rostro del contrario sonreía como niño en jugueteria, notó como sus ojos brillaban con intensidad y por un momento temió por su jodida vida.

— Oh Tony… Claro que soy yo. — Steve rió por lo bajo mientras que exhalaba del tabaco que tenía entre sus labios. Soltó el humo sobre el rostro de quien una vez fue su omega para sonreír. —Ahora soy mejor… Ahora soy Hydra.

—No… Tu no eres Hydra… Eres Steve, mi Steve.

Negó nuevamente.

Todo lo que había oído de Hydra, las muertes… Las invasiones, los ataques y atentados… No pudo ser sido ordenado por Steve.

Miró al rubio sonreír, casi de mejilla a mejilla, una sonrisa de locura y mirada llena de locura con demencia le hizo temblar. Su Steve no pudo haberse convertido en un asesino… No, simplemente no.

Steve era tranquilo, paciente y caballeroso, era paz y tranquilidad. No un asesino que buscaba la guerra.

¿Por qué? ¿Porqué se había aliado a Hydra? Él no era así… No lo era…

Escucho una carcajada llena de diversión, miró sin saber que pensar al rubio frente suyo.

—Fue tu culpa… Tu me creaste...

— No… Yo no…

Detuvo sus palabras, él no había hecho nada. ¡Él no había hecho nada! Su respiración comenzó hacerse pesada mientras que en su cabeza trabajaba a mil, sus infidelidades… ¿Había provocado todo eso?

— Los omegas…— Susurro viéndolo. Steve ladeo la cabeza para responderle.

—Oh, Hydra buscaba recrear el suero del supersoldado… Yo solo les brinde mi ADN para crearlos.

—Pero ellos… Están embarazados…

—Son mis hijos… ¿Recuerdas? Yo siempre quise cachorros.. Ahora, los estoy teniendo.

Negó nuevamente. Steve estaba jugando, esto no podía ser verdad… Gimió bajito al momento en que sus ojos se llenaron de lagrimas. Él no había provocado todo eso… 

Estaba tan metido en su mente, negando todo aquello, pidiendo, rogando con que él que estuviera frente suyo no fuese Steve… Que al alzar su mirada sea otro, otro maldito alfa y no el suyo.

—Tony…

Una pequeña voz, una muy suave y lastimera llego a sus oídos. Su mirada se alzó rápidamente y se encontró con aquella mirada azuleja que solo reflejaba miedo y pánico…  El cuerpo de Steve temblaba al ver la sangre entre sus manos…

¿Qué jodida mierda..?

— ¿Steve?

— Tony… Ayúdame… Ellos…

La voz con la que Steve le hablaba se quebró en llanto, un ataque de nervios y pánico hizo sacudir el cuerpo del rubio bajo su mirada.

—¡Steve!

— ¡Ayúdame Tony!

El rubio cayó de rodillas sujetándose la cabeza, trato de soltarse de los agarres al ver a Steve en un ataque. Cuando el alfa se detuvo, su mirada estaba perdida, le llamó repetidamente al sentir arder sus muñecas, gruñó por debajo al momento de soltar apenas una mano, con esa se libero de la otra y de las que le sostenían en el estomago y tobillos. Corrió a donde estaba Steve, su mirada se llenó de lagrimas al verle.

— Tony… Tengo miedo..

— Tranquilo, aquí estoy… Necesito saber que rayos esta pasando, Steve

—Hydra… Ellos… Me secuestraron y jugaron conmigo… Querían a otro soldado del invierno…

— Tranquilo… Ya estas conmigo, debo localizar a los demás para salir de aquí así que quédate aquí, ¿si?

El rubio negó, se abrazo al omega mientras que temblaba.

—Quédate conmigo… No me dejes solo…

—Pero Steve…

—¡Por favor! ¡Quédate conmigo!

El castaño suspiro sin saber que hacer. Al parecer, Hydra había jugado con la mente de Steve y ahora este parecía un cachorro bajo la lluvia ante despertar del caos que había hecho.

—Steve, por favor, necesito localizar a los demás

— Bucky… Yo mate a bucky…

— No cariño, tu no lo mataste

— ¡Lo mate! ¡Mate a mi mejor amigo!

— ¡Steve!

Grito para zarandear al rubio, no, Steve no había matado a su mejor amigo… Hydra había asesinado a su ex amante. El alfa le miró lloroso, aun temblaba y antes de que dijera algo, Steve se había lanzado a sus labios.

Poco a poco, empezó a caer sobre el beso que le brindaba su alfa… Gimió cuando este le apegó a él, pecho contra pecho.

El primer paso a la muerte, estaba sobre esos labios que tanto amó.

HydraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora