When the stars align /Woosan

10.Condenado

🌑🌑🌑

-Todo está oscuro- apenas percibía un débil destello a la distancia, sintiendo un profundo dolor con cada movimiento que daba-. No veo nada.

Unas figuras sombrías le susurraban con voces distorsionadas desde la penumbra.

-No queremos ningún error- habló una de las voces, autoritaria y gélida-. Consigue tu ancla al mundo humano y vive entre ellos. Recoge tantas almas humanas como puedas y haz que esos seres del cielo caigan hacia nosotros. Asegúrate de quitarles hasta la última gota de su esencia.

-Lo haré, mi señor -respondió, su voz sonaba débil y quebrada. Con gran esfuerzo, el pequeño se arrastraba por el suelo, luchando por alcanzar la tenue luz que se reflejaba a lo lejos.

-Si no lo haces -amenazó otra de las voces, cortante y cruel-, el dolor que ahora sientes no se comparará al castigo al que estarás condenado.

El miedo recorrió su piel. Prometía más para sí mismo que para ellos:

-Prometo que no le fallaré a nuestra raza.

Una tercera figura, cuya presencia podía sentirse aún más que las otras dos, se puso ante él, resonando más grave como un eco en una caverna.

-Tu nombre ahora es Kim Hongjoong- declaró, tocando con un dedo la frente del pequeño-. Tendrás la apariencia de un niño, podrás mezclarte fácilmente con el mundo humano. Será tu fachada para ganar confianza y cumplir con la voluntad de tus supremos.

Su cuerpo temblaba por el dolor, se esforzaba por ponerse de pie. Sus ojos se tiñeron de un rojo intenso que brillaba y guiaba su camino. Logró salir del callejón donde se encontraba, observando el cielo nocturno con la luna menguante brillando. Escuchó un silbido a lo lejos, viendo como un hombre pasaba por aquel solitario lugar, quien se detuvo al ver a un pequeño que parecía haber sido lastimado:

-¿Todo bien pequeño?- se aproximó el hombre hacia él- Estás muy herido, no puede ser- le revisaba, al ver los moretones y heridas que se lograban ver en su ropa desgastada.

El pequeño abrió los ojos, haciendo que el hombre retrocediera unos cuantos pasos. En la oscura avenida de pronto se comenzó a sentir una extraña presión:

-Recuerda -continuó la primera figura-, cada alma que consigas fortalecerá nuestra causa. Cada Serenith que pierda su voluntad nos acercará a la victoria definitiva.

El hombre notó que la apariencia del niño estaba cambiando, las venas comenzaban a marcarse en sus pequeños brazos, los cuales terminaban en sus manos que se volvían garras, sus dientes se iban poniendo cada vez más afilados y la luz roja en su mirada se volvía más intensa. Se dispuso a correr, pero no fue capaz de dar más de diez pasos antes de que una fuerza fuese capaz de arrojarlo al suelo.

-¿Por qué quieres escapar de mí, buen hombre?- su voz se escuchaba como la de un niño, de eso no había duda, pero el hombre sabía que quien estaba encima de él no era un humano.

-¡Por favor, déjame ir!-suplicaba el hombre entre lágrimas.-Tengo familia, tengo hijos, ¡POR LO QUE MÁS QUIERAS, DEJAME IR!

Observo al hombre con cierta preocupación, pero la voz de sus superiores resonaba en su cabeza mientras las sombrías figuras les seguían espiando. Hongjoong tenía claro que su misión más grande era la de lograr la gloria para su oscura raza, para ello no había lugar a la misericordia.

-Tu sacrificio no será en vano- le dijo por última vez con una voz fría.

La figura del hombre comenzó a desvanecerse entre las sombras de la noche oscura. Hongjoong se levantó, no se explicaba por qué su respiración era agitada, pero sus ojos seguían brillando en la completa oscuridad. Observó a su alrededor el callejón desierto, las figuras de los supremos ya tampoco se encontraban. La luna menguante continuaba brillando sobre su pálida piel, cuya apariencia estaba volviéndose más humana. Entonces comenzó a reír, dándose cuenta de que todo apenas era un comienzo.