When the stars align /Woosan

7. Vida

Kang Yeosang tan sólo era un niño tímido que vivía en un pueblo, desde que tuvo memoria siempre compartió una vida feliz junto a quienes eran sus padres. Cuando un Serenith llega al mundo conoce su deber en la tierra, llevar paz y felicidad a cada rincón del planeta ya lo llevan programado, sin embargo, no conocen los detalles sobre cómo deben ser sus vidas, al igual que los humanos lo hacen con su propósito de vida, estos siempre deben irlos descubriendo poco a poco en el camino. Así entonces, para el pequeño Kang no fue extraño nunca el no identificarse con ninguna persona en el pueblo, a pesar de que sus padres eran muy sociales y hablaban con todos, para él siempre fue muy difícil el tan sólo decir un "hola".

Claro, con tan sólo una única excepción.

Junto a Wooyoung siempre se aseguró de escuchar los deseos del corazón de todos aquellos que los necesitaban, pues dentro de la pequeña población que donde habitaban era el único otro ser celestial de su edad. Ambos eran tan opuestos como el día y la noche, Wooyoung era el típico niño que muchas veces realizaba preguntas inoportunas o daba su opinión directamente sin que nadie más lo pidiera, Yeosang el niño silencioso que siempre estaba a su lado para asegurarse que no salieran palabras de más. Para Yeosang siempre fue abrumador el tener que involucrarse con otras personas, Wooyoung siempre lo arrastró hasta a sus más locos planes. Más diferentes no podían ser, pero estas diferencias fueron las que los hicieron siempre unidos al igual que sus padres lo eran.

En ocasiones, cuando sus padres le enseñaban sobre cómo debía actuar cuando con su poder sintieran un apesarado corazón, le resultaba extraño pensar que algunos humanos dependieran de seres como ellos para llegar a la felicidad, sin embargo, al ver un rostro lleno de lágrimas convertirse en una enorme sonrisa lo llenaban siempre de satisfacción, por ello nunca cuestionó ninguna de sus enseñanzas.

Hasta que ese día algo dentro suyo se sintió diferente.

Conocía la historia de la alineación de estrellas, el inesperado pero mágico día en el que otro niño de su raza podría venir al mundo. Nunca se preguntó el por qué, cada vez que era capaz de sentir la vibración que llegaba a su cuerpo como señal del cielo, sus padres siempre le abrazaban y le hablaban como si nunca se volverían a ver. <<Sólo deben dar algo de luz, ¿no es así?>> se preguntó siempre el pequeño niño.

Debería sentirse feliz, ¿no?
Debería seguir siendo capaz de querer ayudar a todo aquella persona cuyo corazón lo necesitara, ¿acaso no era así? Entonces, ¿por qué lloró desconsoladamente en aquella alineación de estrellas cuando sus padres se fueron? Cada día desde aquella ocasión se dedicaba a observar las estrellas titilantes en el cielo nocturno, dando un suave murmullo al viento que cuestionaba toda su existencia, dudaba en la forma en la que debería de vivir...O si tan sólo debería rendirse.

No entendía tampoco las acciones de Wooyoung, su extremo positivismo para arrastrarlo a la luz era demasiado abrumador para un niño que quería permanecer dentro de la oscuridad, sumido en un abismo lleno de preguntas que hasta ese momento no habían sido respondidas. Fue entonces que se aisló del mundo, no quería seguir sin sus padres, tenía miedo de enfrentar a lo que le rodeaba, pero más que nada, tenía miedo a que alguien sintiera por él lo que ahora estaba sintiendo por sus padres. Los padres de su amigo, ahora las personas a cargo de él, trataban de ser más comprensivos, pero veía en sus rostros que estaban ocultándoles algunas verdades.

Los humanos dejaban de existir en el mundo terrenal al llegar el fin de sus vidas, era algo a lo que llamaban "muerte". Entendía que sus padres tampoco lo estaban, entonces, ¿qué era diferente con ellos? ¿Por qué debían "ceder su luz?" Siempre se cuestionaba todo lo desconocido.

Ambos niños estaban bajo el cielo nocturno del enorme campo donde solían correr y jugar con otros niños del pueblo, donde muchas veces disfrutaron con sus familias e incluso se reunían a ver las constelaciones al igual de brillantes a como estaban esa noche.