[Un pequeño Trato]

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Sebastián Salem, hijo del Rey Richard, él Rey del Inframundo, tenía una mala relación con su padre, era maltratado y humillado por él, todo esto... ¿Por qué lo hacía...? Desde la muerte de Sofía, la madre de Sebastián, Richard se ha comportado como un mal padre total, apenas tenía 5 años cuando sucedió, el chico de ojos bicolor aprendió solo a hacer muchas cosas, sin la ayuda de su madre eso fué difícil, por eso no sabe volar muy bien... Sebastián siempre fue un chico callado y no expresaba muy bien sus emociones, era algo enojón a veces.

Richard lo encadenaba a veces lo dejaba sin comer, otras veces le daba latigazos o quemaba parte de su cuerpo, las partes mas dañadas del chico siempre eran su espalda, piernas o brazos, sus alas sanan rápido de sus heridas, por lo que a veces no se notan, Sebastián era un chico que pasó por mucho desde su infancia, Sebastián se escapaba del castillo cuando tenia la oportunidad, Richard siempre estaba ocupado y no le prestaba atención, pero muchas veces cuando se da cuenta de que se va a escondidas... Lo somete a otro de sus castigos.

Conner, su mejor amigo, ambos se conocieron cuando Sebas tenía 8 años y él 7. El chico conejo le hizo una Ocarina para que puedan llamarse cuando quisieran verse, ambos entablaron amistad luego de un pequeño incidente, luego de eso se llevan bastante bien y se quieren muchísimo, Sebastián lo aprecia más que nada, es la única persona que ha pensado que de verdad merece todo el mundo. Muchas veces cuando iba a Eternia, en Hyland, él Reino en el que se encuentran sus amigos, muchas veces se ha quedado observando a Conner charlar sin parar, sentía paz al escucharlo...

Sebastián creció teniendo un pasado horrible, pero agradece tener a sus amigos junto a él. Sebastián estaba sentado en la ventana de su habitación mirando el feroz desastre del Inframundo, todo era horrible, era una tormenta de caos... Se preguntaba que era lo que hablaban su padre y su amiga, tenía curiosidad y una sensación de inquietud e incomodidad, algo decía que no estaba bien, por mucho que intente no pensar negativo muchas cosas se venian a su mente, cosas que no tenían sentido. Soltó un suspiro pesado, se acercó a su mesita de noche para tomar su bolso, ahí tenía fotografías de sus amigos, su Ocarina, un cuchillo pequeño y... Una fotografía de su madre... Aún no podía superar el día que simplemente desapareció...

-Sebastián.- Se escuchó una voz al entrar a su habitación, era la de Dain, Sebastián del susto casi pierde la foto.

-¿No te enseñaron que debes tocar la puerta?- Preguntó Sebastián con una expresión de molestia viendo al señor de cabellos oscuros y mechones blancos.

-No voy a responder a tú pregunta, principito, tu amiguita sigue hablando con tu padre.- Dijo Dain con algo de seriedad entrando a la habitación del chico.

-¿Sabes de qué hablan?- Preguntó Sebastián con un tono neutro.

-Son asuntos de trabajo, ya sabes, el negocio de tu padre.- Respondió Dain.

-¿Alya y mi padre hablando de negocios y almas?, Eso está raro.- Sebastián se levantó y se disponía a irse para escuchar de lo que hablaban su padre y su mejor amiga.

-¿A dónde crees que vas...?- Preguntó Dain cruzándose de brazos.

-Voy a averiguar que carajos están hablando.- Dijo Sebastián saliendo de la habitación, Dain simplemente no hizo nada para detenerlo.

Sebastián se dirigía a la sala en la que se encontraban Alya y Richard, hablando sobre el negocio de Richard, no sabía en qué le incumbe a Alya hablar de eso con su padre, puso detrás de la puerta y ya estaban cerrando el trato.

-Tranquilo, Rey Richard, a cambio de este trato tomaré algo sin valor, algo que no sabrás que he tomado.- Decía Alya con un tono serio, pero su rostro no mostraba seriedad.- ¿Es un trato...?- Dijo extendiendo su mano.

E T E R N I A [Aventuras Mágicas] - Libro - Donde viven las historias. Descúbrelo ahora