°•★Querida Luna... No entiendo porque me hiciste así, es verdad que estoy ayudando a los demás pero no me esta ayudando a mí... Y no estoy siendo egoísta por reclamarte de que solo me hiciste para el beneficio de los demás como los tuyos... Pero est...
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Júpiter era algo más que el planeta más grande del sistema solar; era el ser capaz de dar energía a los seres vivos. La energía que les daba razón para ser y vivir la vida con diversión. Júpiter era muy hiperactivo a niveles extremos, lo que a veces causaba cierta molestia, pero igualmente era querido por sus compañeros por tener esas ganas de vivir.
Júpiter era quien daba diversión a sus compañeros e intentaba todos los métodos posibles para entretener a la Luna, que era la más difícil de divertir. Sin embargo, esto ayudaba a que Júpiter no molestara a los demás, ya que siempre estaba planeando alguna actividad específica para la Luna. Pero, a menudo, estas actividades no lograban que ella se divirtiera, lo cual hacía que Júpiter se empezara a frustrar.
Por desgracia para la Luna, Júpiter era un ser que nunca se daría por vencido hasta conseguir lo que quería, y lo que deseaba en su mente era divertirla. Intentó unas veinte actividades distintas que fracasaron, pero aun así seguía intentándolo sin importar nada, hasta que un día logró su objetivo. Consiguió divertir a la Luna con una actividad dinámica, acompañada por el Sol.
Júpiter se sentía realmente orgulloso de haber alcanzado su objetivo, pero a la vez se dio cuenta de que había perdido su motivación. Aunque amaba divertir a sus compañeros, poco a poco sentía que estaba perdiendo su energía y su alegría. Esto hizo que sus compañeros se preocuparan por él, ya que notaron que no los buscaba para realizar una de sus actividades y que ya no mostraba su actitud hiperactiva.
El Sol fue el que tuvo el valor de ir a ver a Júpiter y preguntarle qué le pasaba. Júpiter respondió que se sentía agotado, que ya no tenía la misma energía que antes y que no sabía qué hacer para seguir. Mostraba que Júpiter estaba empezando a perder algo de sí mismo por seguir esa terrible rutina de ser el vigilante del mundo, y eso lo entendía bien el Sol.
El Sol aprovechó ese momento para hablarle a Júpiter sobre una idea que tenía, aunque conllevaba una gran consecuencia. Júpiter aceptó al instante, pues la idea le agradaba. Así que, ese mismo día, comenzó a crear una criatura que tendría todas sus cualidades, incluyendo su hiperactividad y su creatividad para crear actividades que divirtieran a los demás.
Con esa criatura, Júpiter esperaba que fuera la animadora y la indicada para tener su esencia. Y vaya que lo fue...
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