°•★Querida Luna... No entiendo porque me hiciste así, es verdad que estoy ayudando a los demás pero no me esta ayudando a mí... Y no estoy siendo egoísta por reclamarte de que solo me hiciste para el beneficio de los demás como los tuyos... Pero est...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La Tierra conocía las reglas del cielo y las aceptaba, ya que ella lo había creado con esas normas. Aunque pudiera parecer malvada, lo hacía por su propio bien, para mantener alejados a los demás planetas y que no se apegaran a ella.
No quería que la extrañaran cuando llegara el momento de partir, ya que ella no deseaba causar ese dolor, ni nadie lo necesitaba. La Tierra pensaba que no era importante ni interesante, ya que había planetas mucho más fascinantes que ella.
Aunque, en realidad, los planetas estaban interesados en la Tierra por su gran capacidad, ella, tristemente, no lo notaba. Los otros planetas observaban con admiración su diversidad y belleza, pero la Tierra, ocupada en sus propios asuntos, no se percataba de la atención que atraía.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El sol estaba oculto detrás de las nubes, haciendo que el clima fuera nublado pero agradable para estar afuera. Era un día ideal, sin la molestia de los rayos solares ni la presencia de un viento fresco, lo que lo hacía perfecto para pasar el tiempo al aire libre.
En el bosque encantado, todas las criaturas sonrientes se reunían para disfrutar del día. Sin embargo, Picky y CatNap estaban ausentes, habiendo sido llamados por DogDay para una agradable aventura en grupo.
Las demás criaturas notaron la ausencia de Picky y CatNap, pero no le dieron mayor importancia, pensando que seguramente estaban ocupados con algo más importante. Así, comenzaron a realizar los retos que DogDay había preparado para ese día.
El primer desafío consistía en buscar tres objetos que DogDay había escondido: una pelota, una manta y un libro. Hoppy y Kickin, como siempre, se mostraron extremadamente competitivos entre ellos, ansiosos por demostrar quién era el mejor. La tensión era palpable, pero el líder los detuvo antes de que la competencia se tornara en malos términos.
Con veinte minutos en el reloj, las criaturas se dispersaron en busca de los objetos. Hoppy, con sus saltos ágiles y rápidos, fue la primera en encontrar la pelota debajo de un arbusto. Luego, utilizando su aguda vista, divisó la manta colgando de una rama baja. Finalmente, encontró el libro escondido en el hueco de un árbol. Con su victoria, Hoppy ganó una vincha blanca con detalles verdes que lucía con orgullo.