Sophia Winterbourne se adentra en un mundo de misterio y oscuridad cuando su familia hereda una mansión en un remoto pueblo después de la muerte de su abuelo, a quien nunca conoció. Pronto descubre que el tranquilo pueblo de Whispering Pines alberga...
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Sophia tenía un pase de día libre por el incidente, por lo que aprovechó para vagar dentro de la mansión. Recorriendo la biblioteca de la casa, sus ojos se iluminaron al encontrar justamente lo que buscaba, libros sobre la historia familiar. Había diarios y libros de aspecto muy viejo, polvorientos y cargados de siglos de secretos. Con una mezcla de curiosidad y aprensión, tomó uno de los primeros volúmenes que encontró y se sentó en un sillón cerca del ventanal, dispuesta a leer.
La primera hoja del libro estaba escrita con una caligrafía elegante, aunque manchas de tinta salpicaban el pergamino amarillento. En grandes letras, el título decía: Hechizo de cadenas. Sophia sintió un escalofrío recorrerle la espalda mientras sus ojos se deslizaban sobre las palabras antiguas.
—En mí perdura la perdición del mal del otro mundo. Sentimiento humano, llave del castigo al demonio. Sangre de sacrificio, elixir del oscuro. —Leyó en un susurro.
La escritura, a pesar de su elegancia, estaba impregnada de un ominoso sentido de peligro. Sophia se puso de pie rápidamente, dejando el libro en su lugar. Lo poco que había leído le causó escalofríos. ¿Qué clase de familiares tuvo? ¿Qué oscuros secretos escondían esos textos polvorientos?
Decidida a encontrar respuestas pero no dispuesta a detenerse ante el primer signo de rareza, la chica tomó otro libro de la estantería. Este parecía más accesible, aunque no menos antiguo. Lo ojeó brevemente, notando que hablaba sobre mitos antiguos. Páginas ilustradas con imágenes de vampiros, bestias comedoras de gente y luces flotantes llenaban el libro.
Aunque este texto no tenía el mismo aire siniestro que el anterior, la mención de vampiros y bestias la hizo sentir una mezcla de fascinación y miedo. Sophia se sentó de nuevo, esta vez sintiendo que cada sombra en la habitación contenía un misterio por resolver. Sumergida en los relatos de mitos y leyendas, no pudo evitar preguntarse cuánto de lo que estaba leyendo tenía una base en la realidad, especialmente en un lugar como Whispering Pines.
A continuación, el libro que sostuvo decía Diario de Genevieve Winterbourne. La curiosidad de Sophia se disparó al máximo, y lo tomó como si fuera un objeto precioso, acercándose nuevamente al sillón para leerlo. Sin embargo, su entusiasmo se transformó rápidamente en decepción al abrir el diario y encontrar muchas páginas arrancadas. El diario estaba lleno de hojas de otro libro completamente diferente, insertadas sin cuidado.
Las hojas sueltas se cayeron al suelo en un desorden caótico. Mientras Sophia se agachaba para recogerlas, una fotografía llamó su atención. Se detuvo al verla, sorprendida por el increíble parecido entre ella y la mujer de la imagen. Era como mirar su propio reflejo en un espejo del pasado.
Tomó la foto con manos temblorosas y la giró, encontrando una escritura fina y delicada en el reverso que decía:
—El rostro del castigo al perverso, para mi amor... El único, L.F.