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-disculpa, tu eres Tom, cierto?- ni siquiera quería responder ante la pregunta, solo deseaba empujar al tipo que obstruía el espacio en la puerta de la entrada.

-si, soy yo- el sombrío de sus ojos no solo los cercanos lo notaban, hasta este hombre frente a el lo noto temblando un poco pero ignorando ese sentimiento.

-si, como sabrás soy amigo de Matt, de casualidad el no se encuentra en su departamento? Hace tiempo que no lo eh visto y estoy preocupado por el- el tipo más alto que el si se veía preocupado, constantemente rascaba su puño apretándolo.

-el ya no vive aquí, un día llegue y se había ido, solo se llevó sus cosas y se fue- claramente el hombre contrario se veía desconcertado, parecía que quería romperse pues hace poco habían empezado una relación y el chico se marchaba sin siquiera decir adiós -necesitas algo más?- el hombre despertó mirando intimidado a las oscuras cuencas y solo negó marchándose.

De pronto las visitas molestas dejaron de llegar, el odio ya no estaba presente, pero todavía le faltaba algo.

[...]

Poco a poco notaba un cambio en su psicólogo, lucía cansado y por supuesto a Tom le gustaba burlarse del psicólogo, una vez que se aburría o sentía que llevaba mucho tiempo ahí, se levantaba, tomaba un cigarro saliendo por la puerta con los ojos grises sobre el.

Llegaba a casa, escribía un poco o demasiado sobre su cama, la cocina no volvió a ser ruidosa.

[...]

-alguna vez te tocaron?- de nuevo Tord lo estaba intentando, trataba de buscar en el pasado de Tom. Ya ni siquiera lucía profesional, lucía desesperado por tratar de entender al británico.

-no... de nuevo estás buscando un trauma que no existe Tord, ya te lo dije- de nuevo su nombre, pero al psicólogo ya no lo analizaba con claridad, cuanto tiempo había pasado, cuantas sesiones tuvo que observar para notar tal cambio en el el hombre de blanco, se preguntaba de nuevo, quien es ahora el paciente? Quien es el enfermo?

-siempre hay un trauma- sus manos pálidas apretaban la libreta tratando de no mirar las cuencas o diría cosas que no debía -no puedes simplemente sentirte miserable solo porque si- jadeo apretando la pluma hasta el punto de romperla -no tiene sentido, las personas no están enfermas solo porque si, siempre hay una razón- sentía que se ahogaba en un vaso pequeño medio vacío, Tom disfrutaba de la vista.

-algunas personas simplemente nunca estamos satisfechos totalmente y no tiene una razón como tal- Tom se encogió de hombros observando la hora en el reloj escuchando los quejidos de desesperación. Se levantó tomando un cigarro pero no salió solo se detuvo antes de salir escuchando al hombre totalmente histérico -Tord, los huesos de minerva ya no son los únicos enterrados-

El noruego miro con los ojos cristalizados la figura delgada salir de la habitación dándole a entender una sola cosa que conectó varias palabras sin sentido que había dicho anteriormente el británico, había fallado como psicólogo, no, fallo en el momento en que lo invito a fumar.

Miro sus propias manos, ya no eran blancas, ahora eran rojas y el delirio se apoderó de él con risas de fondo en esa habitación sola con un reloj que desde el inicio jamás se callo pero la pluma finalmente dejó de golpear.

[...]

El cigarro era pesado, un gato se atravesó entre sus piernas, Tom solo sonrió agachándose para acariciarlo.

-tu no eres, ni será minerva- acaricio las orejas sintiendo el ronroneo para lanzar su cigarro lejos del gato.
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Hoy vino un paciente...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora