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“Actúa con naturalidad”

Se dijo a sí misma mientras intentaba inventar alguna excusa que la salvara  - Eres un fantasma, — repitió con cierto titubeo en la voz y fijó su vista más allá de los ojos de la chica traslúcida, necesitaba corregir su error de inmediato— Anne, acabas de llegar no es como si a la gente popular le vaya a importar que no vayas a una fiesta - la Boonchuy rogó porque su sentencia fuera lo suficientemente creíble. Sin embargo, la expresión escéptica del espíritu le dijo que no estaba comprando su pequeña treta. Sin más, se puso de pie con un aparente semblante decaído, acomodó la silla en su lugar y tomó el cuaderno con ambas manos – Mejor termino esto en mi habitación – Susurró, lo suficientemente alto como para ser escuchada por la flotante aparición. Cuando estuvo fuera del local, se permitió exhalar el aire que contenían sus pulmones, no esperaría a que aquella chica la siguiera así que rápidamente emprendió camino hacia su dormitorio.

A diferencia de lo que pensaba, el informe le tomó más de lo esperado. Tardó toda la tarde y parte de la noche en terminarlo completamente y una vez hecho, se permitió relajarse. Tenía ganas de hablar con su familia, una llamada rápida no estaría del todo mal. Tomó asiento en su cama y marcó al móvil de su madre. No más de tres tonos y la línea se descolgó desde el otro lado, haciéndose presente la voz de la mujer.

- ¡Cariño! ¡Qué bueno que llamas, justo estaba pensando en ti! – Anne sonrió mientras se recostaba en su cama. Tuvo una pequeña charla con su mamá, cosas normales como: ¿Qué tal el internado? ¿Cómo van las clases y los entrenamientos de tenis? ¿Te estás alimentando bien? En serio te extraño mucho. Cosas típicas de madres preocupadas. Anne le contó sobre sus últimos días, evitando por supuesto el no tan agradable encuentro con el fantasma de esa tarde, lo menos que quería ahora era preocupar a la mujer. Quiso hablar con su padre pero este estaba ocupado en el restaurante de la familia, así que decidió dejarlo para su próxima llamada. Antes de colgar, le envió saludos a toda la familia, incluyendo a su bebita Domino, en serio extrañaba mucho a su gata.

Al darse cuenta de lo tarde que era, decidió darse un baño, pronto abrirían la cafetería y ella moría de hambre, tomó nota mental de ser cuidadosa cuando fuera a cenar, no quería toparse por accidente con ese fantasma y esta vez no poder librarse tan fácilmente.

Al día siguiente sus clases de la mañana la dejaron agotada. Pudo entregar ese dichoso reporte, la profesora no quedó muy contenta pero al menos hizo buena cara ante la puntualidad de la tenista. Anne jugó con su sándwich antes de darle una lenta mordida. Sprig, quien estaba sentado a un costado de ella, la observó con algo de diversión.

- ¿Estás bien? – Se decidió a preguntar, Anne solo asintió y volvió a lo suyo: comer con suma lentitud.
La silla frente a la tailandesa se arrastró y esta se alarmó, levantando la mirada. Cuando vio a la rubia, quien tomaba asiento en su lugar habitual, se calmó un poco - ¿Por qué me dejaste plantada anoche Anne? – Cuestionó con molestia, dejando su bandeja caer sobre la mesa con un ruido sordo, la extranjera solo se encogió de hombros.

- Lo siento Sash, no fue mi intención, es solo que a última hora me dejaron  un tonto reporte que debía entregar hoy, pasé toda la noche encerrada en la biblioteca – En parte mintió. La rubia la inspeccionó con la mirada pero antes de que dijera algo Anne volvió a tomar la palabra – Para la próxima será, por ahora cuéntame que tal la pasaron – Anne, luego de disculparse decidió preguntar como estuvo la velada. El poco tiempo que llevaba conviviendo nuevamente con la rubia, notó que la mejor forma de evadirla era preguntarle por algo de lo cual ella disfrutara hablar y esas cosas se resumían básicamente a: fiestas, chismes y su buen desempeño como capitana del equipo de porristas. Sasha era un tanto vanidosa, pero era amable a su forma, aun con bromas pesada de por medio de las cuales el pobre Sprig era el blanco principal. La rubia se dejó caer sobre el respaldo de la silla y comenzó a contar lo loca que estuvo la fiesta de la noche anterior. Sprig, poco interesado en el tema solo la ignoró y Anne fingió prestarle atención.

La chica de la BibliotecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora