Anne se estiró en su silla, sus articulaciones crujieron al haber estado en la misma posición durante un largo, muy largo, tiempo. Finalmente se recargó contra el respaldo, y las ruedas rechinaron ante el cambio de peso, dejó sus piernas en una posición recta debajo del escritorio y se masajeó el puente de la nariz, cerrando el libro de química. Recién había terminado la asignación para la práctica de laboratorio que tendría durante el segundo período el día de mañana.
Inusual.
Lanzó otra miraba al montón de libros y cuadernos junto a su portátil, en realidad había terminado todas sus tareas para los siguientes dos días. Demasiado raro, incluso si lo decía ella misma.
Por inercia revisó la hora en la pantalla de la computadora: las 11: 30 p.m.
Giró con la silla en dirección a su cama y posó su mirada, sobre la razón detrás de su desvelo y su muy extraño comportamiento respecto a la realización de sus tareas:
Marcy.La chica fantasma seguía profundamente dormida sobre su cama.
— ¿Se puede decir dormir? — murmuró en voz baja.
“Los fantasmas no duermen”
Bueno, Marcy Wu no parecía saber eso.
—Aunque tú estás totalmente frita— Más bien la pelinegra parecía estar noqueada, la miró fijamente por lo que pareció una eternidad, aunque sólo podrían haber sido unos cuantos segundos sí dejaba de exagerar, lo cierto es que, había algo realmente hipnótico en la forma en que la intrusa se acurrucaba sobre el colchón y eso no le permitía apartar la mirada.
Quizás debería dejar de verla tan fijamente, estaba siendo espeluznante.
Anne se puso de pie y guardó sus libros en su mochila para seguidamente apagar su laptop.
Por más que le gustara la idea de mantenerse despierta otro rato, tenía reunión con el equipo de tenis antes de clases y si no quería parecer un muerto viviente durante el sermón del entrenador, sí o sí, tenía que irse a dormir ya. Y la verdad, el sueño ya le estaba ganando la batalla, ir a la casa de los Plantar absorbió gran parte de su energía, y eso que ella se consideraba una persona bastante enérgica. En cualquier caso, debía ir a la cama desde ya.
Se paró delante de la cama, ¿Debería despertarla y pedirle que se moviera?
No parecía correcto hacer eso, incluso si era un fantasma, no era cortés despertar a alguien a gritos, claro a menos que fuera su madre un domingo por la mañana, aquello era imperdonable en su opinión.
Y ni hablar de moverla ligeramente, su mano solo terminaría llegando a la tela de la sabana.
No tenía demasiadas opciones.
Así que optó por hacer lo más lógico.
Con cuidado se acostó en el poco espacio libre que el espíritu había dejado, el soporte de aluminio rechinó y las sabanas se arrugaron debajo de ella. E incluso si su cerebro sabía que era literalmente imposible que Marcy sintiera la invasión de su espacio personal, contuvo el aliento un par de segundos esperando no despertarla mientras se acomodaba a su lado.
“Sólo estas acostándote en tu propia cama, Anne” se dijo, ya que por alguna razón sentía que estaba cometiendo alguna clase de delito.
Se rió de sí misma por ello.
“¿Qué clase de delito sería este? ¿Acoso espectral?”
—Sí claro— soltó una carcajada.
Finalmente logró acomodarse y dejó caer su cabeza lentamente sobre la almohada, al estar así de cerca de la otra chica, notó que el cuerpo de espíritu no llegaba a tocar la cama. Había un imperceptible espacio entre el cuerpo traslúcido y la superficie, no podría haberlo notado antes, pero gracias a que la colchoneta se había hundido por su propio peso, ahora veía que Marcy no estaba recostada sobre la cama, sino que sólo flotaba sobre ella.
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La chica de la Biblioteca
FanfictionAnne tiró el libro sobre la mesa, su malhumor sólo aumentaba conforme los minutos pasaban. Estúpido reporte. Sin mucho cuidado abrió el viejo epítome y una de las páginas se rasgó ligeramente. O de eso quería convencerse, pues más de la mitad de la...