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– Señor, aquí están los documentos que estaba esperando – Olivia dejó sobre el escritorio una carpeta y el hombre procedió a ojear el contenido con una sonrisa satisfactoria.

– ¡Maravilloso, este año tenemos más donativos! – Exclamó con emoción, guardando los documentos en una de las gavetas internas de su mesa de trabajo. La secretaria se mantuve impasible, esperando alguna orden de su jefe – Si no tienes nada más que añadir, ya puedes retirarte.

– De hecho señor, quería recordarle que dentro de una hora comenzará el evento de inicio de la jornada de seguridad y como es común, usted tiene el deber de dar el discurso inicial.

– Cierto, casi olvido que estamos en esa época del año – Llevó una mano a su frente, regañándose mentalmente por haber olvidado “algo tan importante”  – Definitivamente estaría perdido sin ti Olivia – Aclaró su garganta antes de ponerse de pie y buscar en un estante otra carpeta – Suerte que guardo el discurso de cada año, es una pérdida de tiempo redactar uno nuevo cada vez.
– Señor, con todo respeto pero debería tomarse en serio esta actividad. Si usted siendo el director no lo hace, ¿realmente cree que alguno de los estudiantes de este instituto lo hará?

– Tranquila, igual nadie le presta atención a mis discursos, ni siquiera notarán que es el mismo de siempre – La mirada fría que le dedicó la mujer, junto con sus cejas alzadas lo hicieron reír nerviosamente antes de aclararse la garganta y proseguir – ¿Sabes qué? Tienes razón, es por eso que este año seguí tu consejo de alargar el evento a dos semanas, todo gracias a ti – La rodeó por los hombros y la condujo hasta la puerta a paso lento – Así que estoy pensando en darte un ascenso.

– ¿Habla en serio? – Los ojos de Olivia brillaron y su expresión cambió por completo.

– Ah… Sí, por supuesto, pero ya hablaremos de eso en otro momento – Antes de que lo notara, ya la habían dejado fuera de la oficina – Bien que te diviertas con los preparativos, nos veremos en una hora – Guiñó un ojo antes de cerrar la puerta de su oficina en la cara de la mujer, quien solo pudo reclamar a través de la enorme puerta de roble.

Sacudió sus manos, dirigiéndose nuevamente hacia su enorme escritorio donde rebuscó una pequeña caja en el fondo de la última gaveta. Dentro de esta se encontraba un curioso colgante color marfil. Con cuidado lo sostuvo colocándolo en su cuello.

– Bien, es hora del show.

…….

Anne despertó esa mañana con el estrepitoso sonido de su alarma. Se volteó hacia su costado derecho, intentando alcanzar el aparato culpable de interrumpir su tan preciado sueño a tan tempranas horas de la mañana. Apenas eran las seis de la mañana pero ella debía levantarse más temprano ese día puesto que era el inicio de ese tan molesto evento del cual Sprig no había parado de hablar durante los últimos días, claro siempre y cuando podía verlo porque últimamente estaba demasiado ocupado. Eso la dejaba a solas con Sasha la mayor parte del tiempo, admitiría que se había sentido algo incómoda con esto.
Sasha se veía muy malhumorada desde esa pelea con Sprig. Anne aún desconocía mucho sobre esta después de todo Sprig no estaba muy seguido por los alrededores y Sasha cambiaba el tema cada que ella preguntaba. Por su lado, ella había estado más ocupada con el entrenamiento de Marcy, así que tampoco había prestado tanta atención a la situación de sus dos mejores amigos, pensaba que eventualmente resolverían las cosas por ellos mismo o al menos esperaba que lo hicieran.

Respecto a Marcy, la chica no había avanzado mucho con sus poderes fantasmales pero eso no la desanimaba en lo absoluto, poco a poco progresarían hasta lograr que la Wu tuviera absoluto control sobre sus habilidades.

Y hablando de Marcy, esta aún no se había presentado en la habitación de la morena como cada mañana.

“seguramente está cansada”

La chica de la BibliotecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora