𓆰 ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 1✾

266 28 6
                                    

"Señas"
— Conversaciones
Pensamientos

Atenea se sentó junto a su madre en el acogedor sofá de la sala, sus manos entrelazadas reflejando el lazo íntimo entre madre e hija

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Atenea se sentó junto a su madre en el acogedor sofá de la sala, sus manos entrelazadas reflejando el lazo íntimo entre madre e hija. Hablaban sobre la escuela, sobre los exámenes finales que se acercaban y los proyectos que Atenea tenía en mente para el verano.

Qué gran sentimiento es compartir tus planes y sueños con una persona que te entiende completamente, que nunca te juzga ni te lleva la contraria. Para Atenea, esa persona era su madre, un ser lleno de luz y sabiduría que siempre estaba ahí para guiarla.

La luz del sol entraba por la ventana, iluminando el rostro de su madre, cuyo vientre abultado anunciaba la llegada de un nuevo miembro a la familia.

Una madre es el corazón de la familia, el pilar de amor y fortaleza que sostiene cada momento de nuestra vida. Es la guía paciente en los primeros pasos, la voz sabia en tiempos de incertidumbre y el refugio seguro en medio de las tormentas.

Su amor es incondicional, su sacrificio silencioso y su presencia, una constante fuente de consuelo y alegría. En cada gesto y cada palabra, una madre teje con hilos de ternura el más precioso de los vínculos, uno que perdura más allá del tiempo y la distancia.

—¿Cómo te sientes hoy, mamá? —preguntó Atenea con voz suave, su preocupación por el embarazo de su madre siempre presente en su mente.

La madre de Atenea sonrió con cariño mientras acariciaba suavemente la mano de su hija. —Me siento bien, cariño. Un poco cansada, pero emocionada por conocer pronto a tu hermanito.

Atenea asintió, mostrando su alivio con una sonrisa tranquilizadora. —Ya verás que todo saldrá bien, mamá. Eres fuerte y siempre has cuidado de nosotros.

La conversación se volvió más ligera cuando comenzaron a hablar sobre las actividades del colegio y las amistades de Atenea. Hablaron sobre sus planes para el futuro, los sueños que Atenea albergaba en su corazón y las metas que quería alcanzar.

—Mamá, hoy en la escuela hablaron sobre nuestras aspiraciones futuras —dijo Atenea, su voz llena de entusiasmo—. La maestra nos pidió que escribiéramos una redacción sobre lo que queremos ser cuando seamos grandes.

La madre de Atenea, con una sonrisa tierna y serena, dejó de lado el libro que estaba leyendo y acarició suavemente su vientre. — ¿Y qué escribiste tú, cariño?

—Quiero ser bióloga, mamá. Quiero descubrir cosas nuevas. ¿Estarías orgullosa de mí?

La madre asintió, sus ojos brillando con un orgullo indescriptible. —Claro que sí, Atenea. Yo voy a estar muy orgullosa. Siempre quiero que persigas tus sueños sin miedo.

Atenea sintió una cálida oleada de amor y seguridad. En ese momento, todo parecía perfecto, como si nada pudiera romper esa burbuja de felicidad. Se acercó a su madre y la abrazó con fuerza, sintiendo el suave latido del corazón de su futuro hermano.

WILD FREEDOMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora