𓆰 ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 2✾

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Un simio de ojos azules, cuyo nombre refleja su rasgo más distintivo, nació heredando un legado importante

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Un simio de ojos azules, cuyo nombre refleja su rasgo más distintivo, nació heredando un legado importante. Hijo de César y Cornelia, destinado a liderar la colonia de simios en San Francisco. Su nacimiento, aproximadamente unos años después del brote de la Fiebre de los Simios, que marcó el inicio de una nueva era. Desde pequeño, fue nutrido con la historia heroica de su padre, quien liberó a los de su especie, transformándolos en seres evolucionados gracias al suero (ALZ-113).

Habló con su padre, pidiendo permiso para ir a pescar al río junto a su mejor amigo, Ahs. Después de una breve consideración, César accedió, aunque con cierta preocupación. Como líder supremo de la colonia, no quería que algún animal atacara al heredero del clan siendo su hijo. 

Ambos jóvenes simios formaban parte del consejo principal de los simios y recibían enseñanzas para resguardar el bienestar de la colonia en el futuro.

Aunque eran jóvenes, debían aprovechar su vida casi libre de responsabilidades.

Ahs, hijo de Rocket, el leal lugarteniente de César, parte de este consejo. Junto a ellos estaban Maurice, el confidente y asesor principal, conocido por su sabiduría y por asegurar que las enseñanzas en la colonia siempre buscaran la justicia y la rectitud, y Luca, el imponente líder de la Guardia Gorila. Luca, con su fuerza y lealtad inquebrantable, era el protector de César, su familia y toda la colonia, manteniéndolos a salvo tras una gran muralla que rodeaba sus hogares. Koba, el hermano de armas de César, también formaba parte de este círculo cercano. Aunque a menudo sus opiniones diferían, especialmente en cuanto a los humanos, su destreza en combate y lealtad a César eran indiscutibles.

La mañana era fresca y el sol apenas comenzaba a asomarse cuando Ojos Azules y Ahs se dirigieron al río. El camino era tranquilo, flanqueado por árboles altos y el murmullo constante del agua cercana. Ojos Azules sentía una profunda paz en estos momentos de simplicidad, lejos de las responsabilidades y tensiones de la colonia. Ahs, siempre animado y lleno de curiosidad, no dejaba de hablar sobre las historias que había escuchado de su padre y los demás consejeros.

Y ¿cómo no dejarlo hacerlo? Si sus padres conocieron y formaron parte de los humanos. Eso es lo que ellos saben, pero no por lo que realmente vivieron o pasaron sus padres.

En el camino, Ahs molestaba a Ojos Azules haciendo competencias con cualquier cosa: correr, trepar más alto y otros juegos improvisados. Ojos Azules gruñía, fastidiado pero divertido por las travesuras de su amigo. 

Cada uno se soportaba de una manera en la que otro individuo ajeno a su relación no lo entendería. Una amistad de solo dos mejores amigos.

El sonido del río comenzo a escucharse cada vez mas cerca. Ahs corrió con una lanza en mano, listo para pescar, mientras Ojos Azules lo seguía, caminando erguido y paciente. Al llegar a la orilla del río, Ahs se adentró en el agua. La corriente no era fuerte, perfecta para que su lanza no se desviara de la presa.

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