Lazos del Destino: Destinados a Encontrarse

{4. Nuevo Destino}

《Te encontré, Charlotte.》

—¡Ya basta! —grito en medio de la clase.

—Sta. Morgan me parece que todavía no estamos en la clase de teatro. —me regaña el profesor.

—Lo... lo siento. —me disculpo con dificultad.

¿Pero qué acabo de hacer? Que vergüenza.

—Por favor, retírese del salón y no vuelva hasta el final de la clase y reflexione sobre su conducta de hoy. —ordena, señalándome la salida.

—Esta bien. —agacho mi cabeza apenada y camino hacia la puerta escuchando las burlas hacia mi persona. —¡Ah! —exhalo.

¿Cómo pude hacer eso? ¿En qué estaba pensando? ¿Qué haré ahora?

Estos pensamiento parecían un disco rallado. La voz de aquel hombre misterioso ya tomaba forma de una canción de terror que resonaba en mi mente... El escándalo que había en los pasillos, hizo despertarme de mis locas ideas. Los estudiantes comenzaban a salir de sus respectivos salones y en medio del tumulto, trataba de encontrar a mi amiga. Afortunadamente estaba a la vista y nos trasladamos a la cafetería.

—¿Me explicas lo qué te ocurrió allá dentro? Últimamente te veo extraña y no es por aquel niño ¿verdad? —pregunta comiendo una rebanada de hamburguesa.

—¡Ah! —suspiro, llevando hacia la parte atrás de mi oreja unos mechones sueltos. —Ay, amiga creo que me estoy volviendo loca.

—Pero, Charlotte ¿qué te pasa? Parece que has visto un fantasma. —bromea, tratando de apaciguar la tensión.

—¡¡Sí!!

Nuevamente recurrí a Nora para contarle mis acontecimientos inconsecuentes sin pensarlo dos veces. Esto me ayudaba a quitarme la estrés de mi cuerpo. Aún así aquella incertidumbre permanecía en mi cabeza todo el tiempo como un ruleta sin detenerse.

¿Quién será? Y ¿Cómo supo mi nombre? Tantos años viviendo aquí y es la primera vez que lo veo. ¿Será nuevo en la ciudad?

—¿En serio, Charlotte? —soltó una fuerte carcajada, acaparando la atención de los demás.

Su reacción lo decía todo. Parezco una desquisiada.

—Es increíble las cosas que me cuentas, parece una película de miedo. —comenta entre risas.

—¡Ya Nora! Estoy hablando en serio —afirmo, tratando de convencerla de mi historia tan irracional.

...

En el último intento de persuación. La hora ya nos anunciaba el regreso al salón. Al llegar, noté que todos me observaban de forma extraña, llegando a parecer <la rarita de la clase>. Que no es mi caso...Ignorando sus miradas, me senté en la mesa que estaba cerca del pizarrón y agaché mi cabeza sintiendo la incomodidad a mi alrededor.

—Tranquila amiga no te preocupes por lo que digan, son unos idiotas. Cuenta conmigo para lo que necesites. —susurra Nora dulcemente, sentada a mi lado, mientras acariciaba mi cabello.

La observo con una sonrisa reconfortante en mi rostro, haciendo que olvidara el momento desagradable.

Hay momentos que ni deseo que amanezca. Incluso he llegado a odiar la luz del Sol. Teniendo tantos conflictos en mi vida, en ocasiones quisiera ser como "La bella durmiente" . ¿Acaso esto no tendrá final? ¿Será que mi vida encontrará la luz que me dé la felicidad que necesito?... Sin embargo el destino suele ser tan caprichoso, que en medio de nuestro mundo gris, nos traza un camino indescifrable que nos conduce a la claridad de nuestros anhelos... La amistad de Nora fue esa tonalidad carismática que dibujó mis días de increíbles experiencias. Sin ella mi existencia fuera simplemente un papel en blanco.

~Horas después~

Después de concluida las lecciones del inicio semestral.  Mi amiga y yo nos tomamos el resto de la tarde para transitar por la cuidad. Realmente necesitaba despergarme de esta sofocante realidad que me ataba cada vez con más fuerza.

Contemplando detenidamente la vista de cada sitio por donde pasábamos, mi amiga Nora se detiene inesperadamente frente a ostentoso lugar. Desde afuera se podía ver con claridad que era un espacio laboral.

—¡Mira, Charlotre! —se alegra al ver una especie de anuncio, pegado en una pared de vidrio de una lujosa empresa. —¡Un concurso! —curosea.

—¿Concurso? No me interesa para nada —dije, mostrándome desinteresada por lo que había dicho.

—Yo estoy segura de que sí te va a interesar. —me jala de un brazo, parándome frente aquella publicidad insignificante.

Y justo cuando creía que mi mundo estaba inundado en un caos infinito, una pequeña puerta comenzaba abrirse para darle entrada a mi nuevo destino.

—¡Vamos, entremos! —me lleva a rastras hacia dentro, emocionada como si fuera la celebración de su propio cumpleaños.

Entramos y automáticamente mis ojos se sobrecargaron ante la inmensa opulencia que desprendía este lugar, similar a los castillos de los cuentos. Era enorme toda mi casa cabía en este sitio. Las lámparas que colgaban en el alto techo hacía resplandecer con un brillo único cada objeto presente aquí. La atmósfera que soplaba por los alrededores se cargaba de mucha excelencia y gallardía.

La enorme aglomeración nos entorpecía la búsqueda, no obstante para Nora eso no significa un impedimento. Con su vista de pájaro, en cuestiones de segundos logramos  localizar a una elegante señora,  ubicada en la recepción del lugar que usaba en su traje negro una identificación. Nos acercamos para hablarle.

—Buenas tardes, señorita —saludo educadamente.

—Buenas tardes. Bienvenidas a Capture Pictures Agency ¿desea algo? —responde cortésmente.

—He visto el anuncio que tienen en la entrada. Y...me gustaría saber de qué trata. Me interesa muchísimo. —menciono sin ocultar mi entusiasmo.

—Verá, estamos anunciando un concurso de fotografía para buscar a nuevos aspirantes y fortalecer su profesión, pero que también nos ayuden a renovar la imagen de la agencia —explica con refinamiento.

—¿Concurso de fotografía? —mis  ojos se iluminaron al ver que la oportunidad de cumplir mi sueño se encontraba frente a mí.  —¿Puedo inscribrime?

—Sí. Por supuesto. Aqui tiene—me hizo entrega rápidamente de un formulario para proceder a la solicitud. —Recuerde completar cuidadosamente cada peticion que se le pide en el informe.

Una vez llenado el formulario procedí a su devolución. Agradecida y con la alegría manifestada en mi rostro nos despedimos de la trabajadora y nos encaminamos hacia la salida.

A veces creemos que todo irá de maravilla. Que después de la tormenta siempre vendrá la calma y que lo malo desaparecerá con el impulso del viento...Pero no. Un evento inesperado. Un rostro familiar y una conexión extrañamente indescriptible. Fue suficiente para que mi felicidad se desvaneciera como polvo en el aire.

—¿¡Tú, otra vez!? —expresamos al unísono, entre tanto la fijación de nuestros ojos permanecía inamovible las palabras no hacían ni el minúsculo esfuerzo por brotar de mi boca.

Era como si en un abrir y cerrar de ojos, me hubiera teletransportado a mi peor pesadilla.

¡No!

Continuará...

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