{5. Amiga}

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[Las oportunidades son como una fuerte ventizca que a veces soplan a tu favor, creando un laberinto de misterios y desafíos. Cuando aparecen inesperadamente, tocando a nuestra puerta, hay que saberla aprovechar en ese instante antes que se desvanezcan como cenizas y se alcen al inmenso cielo de sueños quebrados.]


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~Lunes~

-¿Se conocen? -interroga, rompiendo el silencio inquietante del momento.


-No, no lo conozco. -dije cortante. Disimulando al máximo mis nervios, pero era inevitable sentir esa sensación espantosa que te congela hasta las palabras.

- Oye ¿Ese no es el hombre aterrador del que me hablas siempre?

-¿Hombre aterrador? -sonríe virilmente. -¿Desde cuándo soy aterrador? Creo que lo que aterra aquí es tu torpeza.

¡Este hombre!...Evidentemente supera en grande a todos los villanos de mis libros y películas.

-Mire señor, realmente no sé quién es usted y tampoco me interesa en lo más mínimo saberlo, pero debería de disculparse por haberme chocado. -respondo poniéndome de malas por su irritante comportamiento.

-¿Disculparme? ¿Yo? -suelta una risilla burlona. -Tal vez lo haga, pero en tus sueños. Además, la que tiene que ofrecer disculpas eres tú, ya que estás pisando mi territorio.

¿Eh? ¿¡Su territorio!? Pero ¿qué se cree este tipo?

¡Espera! No me digas que...

-¿Trabajas aquí? -muestra su fastidiosa sonrisa de cretino y se marcha, pasando por alto mi pregunta.

¡Ahora sí estoy acabada! Que horror. Seguro que si se entera que participo en el concurso, me hará la vida puras migajitas.


~Varios días después~

¡Ya es fin de semana. Al fin podré descansar!

Era verdaderamente plancetero estar alejada al menos por dos días del <trajín> de la universidad y deleitarse solo a oír la tranquilidad de mi habitación. La idea de parecer un ave enjaulada todo el tiempo, era agobiante. Me levanté en un santimén de la cama y comencé a arreglarme para la salida del <finde>.

...

Luego de pasearme por la ciudad. Por fin había llegado al lugar deseado. Era fascinante volver a atesorar aquella espléndida mañana en el parque, acompañada de una ligera brisa que alborotaba unos cuantos de mis mechones castaños y saborear la suculenta esencia de las flores a través de mi nariz.

Era hermoso, tan hermoso como la primera vez que vine.

«¡Cierto, el concurso!» Recordé. Tenía una tarea pendiente que no podía aplazar. Saqué de inmediato mi cámara y comencé a fotografear aquel escenario encantador.


Ahora entiendo por qué a veces las personas se aferran tanto a sus ideales. Eso me parecía totalmente descabellado, sin embargo ahora soy yo la que se aferra a un sueño frustrado que a lo mejor con el paso del tiempo, se conviertirá en realidad.

—Ahora vuelvo, no te muevas de aquí ¿entendido?

Escuché cerca de mí estadía unos murmuros, distrayéndome de mi importante quehacer. Miré de reojo y noté que un niño de abundante melena castaña, sutilmente despeinada que tapaba parte de su rostro y aquellas pecas que a lo lejos adornaban sus mejillas, se encontraba sentado en un banco. Era el mismo niño de aquel día en el parque.

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⏰ Última actualización: Oct 03 ⏰

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Lazos del Destino: Destinados a EncontrarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora