Salta sobre mí [Yoonmin] [Adaptación]

26: Para bien

Debía pensar con la cabeza. ¡Con la de arriba!

Su papá estaba abajo, por una mierda.

No ayudaba en nada tener a Jimin queriendo aspirarle hasta el alma.

No se quejaba, no lo malentiendan.

Sin embargo, tener al chico que le gusta besando tan exquisitamente sus labios mientras aniquila sus mechones con sus puños despertaba en él ciertas cosas. No olvidemos sus condiciones, tenía solo la fina tela de la toalla cubriendo su —no quería presumir— gran anatomía. Y para colmar más la situación, ¡la toalla parecía querer desatarse!

Dos toques en la puerta lo trajeron de vuelta.

—Chicos, no quiero interrumpir su eh... conversación, pero creo que deberían bajar. —Se oyó la voz del Min mayor detrás de la puerta.

—¡Ahí bajamos suegrito! —respondió el porrista.

Okey. ¿Qué mierda?!

—¡Los espero, Jimin! —Oyó el grito de su padre desde las escaleras.

Miró al chico debajo suyo y no sabía si llorar, sonreír o infartarse. Tal vez podía hacer los tres.

La mirada que tenía el chico frente suyo era simplemente etérea. No había palabra en este mundo que definiera la manera en que los orbes contrarios brillaban como estrellas y eran profundos como una brillante galaxia.

Simplemente no podía evitar enamorarse de él.

Que Jimin correspondiera sus sentimientos no hizo más que hacer latir su dañado corazón mientras era abrazado, acogido, y luego arropado mientras le susurraba que todo iba a estar bien.

Y él lo sabía.

Algo le decía que las cosas iban, por fin, para bien.

—¿Tu madre sabe que estás aquí? —preguntó preocupado el señor Min.

—Sí. En la mañana me llamó, y gracias por el desayuno, suegrito —contestó feliz el invitado en la casa Min.