3

11 1 0
                                    

Tsukishima Kei.

Algo no pintaba bien, ya era hora de estar en el club y Hana no había llegado.

—Ella dijo que vendría—susurre.

En el momento me preocupe pero después me quede pensando, "¿por qué me preocupo tanto por ella?" Ignore mis pensamientos y seguí entrenando cuando de la nada llega alguien gritando.

—¡Hola! ¿Me extrañaron? —llegó gritando Hana y a Hinata le brillaron los ojos.

—¡Hana-san! Pensé que no vendrías.

—Lo prometido es deuda. —miró a alrededor — No los veo entrenando.

—Vuelvan a entrenar. —ordenó El Capitan y todos accedimos.

Hana se sentó en una banca junto con mi agua.

—¡Kei! ¿Me das agua? —¿no trajo agua?

—Haz lo que quieras. —me limité a decir.

Ella tomó el agua y caí en cuenta que eso sería un... ¡no! Deja de pensar y enfócate en el entrenamiento.

—Tsukishima, bloquea a Tanaka.

Caminé hacia el otro lado de la red para bloquear.

—No dejare que me bloquees tan fácil, "Tsukki".

Me enfureció pero mantuve la calma.

—Pelón-senpai, no me llame así, pelón-senpai. —dije con una "linda" sonrisa.

A la hora de atacar no pude bloquear a Tanaka debido a mi falta de fuerza.

—¡Kei! ¡Bloquéalo!

—Esa enana... —susurré.

Y en el próximo ataque lo pude bloquear muy efectivamente y mi cara al mirar a Tanaka fue de éxito total. (Una mirada por encima del hombro con una "linda" sonrisa)

—¡Bien hecho, Kei! —me acerqué a ella y todos quedaron en silencio, no puedo negar que mi primera intención era otra pero solo me dirigí a agarrar el agua que tenía al lado.

Mire a todos con una cara de "¿que sucede?", y todos voltearon los ojos y continuaron con el entrenamiento.

[...]

Terminó el entrenamiento y me fui a cambiar, no soportaba estar así. Yamaguchi salió atrás de mi y se cambió, luego de terminar nos despedimos y salimos de la cancha.

Pero no podía faltar cierta persona.

—¡Oi! ¡No me dejen atrás! —gritó Hana.

Pensé que sería divertido apretar el paso así que lo hice y ella se dio cuenta.

—¡Espérame, Kei! —corrió rápido (como siempre), podría decir que me estaba pisando los talones y de repente volvió a lanzarse hacia mi espalda —Llévame a tu casa.

¿Que...?

—No quiero. —corté pero ella iba a seguir insistiendo, y bingo, si que lo hizo.

—Llévame, llévame. —empezó a mover manos y piernas desesperadamente y podría llegar a caerme.

—Oi, nos podemos caer.

—¡Llévame! —dijo no se cuantas veces más hasta que acepte.

Al rato llegamos a la esquina donde cruza Yamaguchi y apenas alzó la mano para despedirse. Seguimos, digo, seguí caminando con Hana en mi espalda hasta que llegamos a casa y me detuve.

—¿Por qué te detienes? —dijo Hana confundida.

—Bájate, se que el enanismo no afecta tu caminar.

—¡Kei no me quiere! ¡Mami Tsukino! —empezó a hacer un berrinche.

—Pero si es Hana-chan. ¿Que te paso Que Kei te trae en la espalda?

—Ella no quiere caminar. —dije neutral.

—Kei no me quería traer a su casa así que opté por lanzarme a su espalda.

—Como un koala. —dije intentando quitarla de mi como si de un insecto se tratase.

Misión imposible.

Tuve que cargarla toda la santa noche en la espalda. En la cena comió abrasada a mi, para ir al baño si me dejaba libre pero si yo quería hacer otra cosa o ella quería hacer otra cosa tenía que ser sobre mi espalda.

—¿Te bajarás algún día? —pregunte.

—Claro que no. Eres mis piernas.

—Sigue soñando. —gire los ojos— ¿Vas a dormir aquí? Akiteru está aquí y mamá también así que no hay habitaciones, déjame te acompaño a casa.

—Corrección, me llevas a casa.

—Eso pues.

Me dolía la espalda y las piernas pero Hana no quería bajarse de mi, por eso me ofrecí a llevarla a casa.

—¿Más adelante? —pregunte y no recibí respuesta así que mire atrás. —Se durmió...

Había un lindo lugar lleno de pasto cerca así que decidí ir ahí y despertarla. Al llegar la acoste en el pasto, contemple las estrella y Hana despertó.

—Hermosas... son hermosas. —al mirarla bajo la luz de la luna y las estrellas sentí mis latidos más rápidos y calor subiendo por mis mejillas. —¿Kei?

—Ah, si, lo están. —alcance a decir.

Ella seguía mirando las estrellas pero era hora de dormir.

—Ve a casa, Hana. —dije levantándome y extendiendo mi mano hacia ella.

Ella la tomó con una gran sonrisa. —Gracias por soportarme, Kei. Nos vemos mañana. —corrió hacia la calle y al cruzarla entró a una casa que ahora sabía que era la suya.

—De nada, hermosa...

Five years later - Tsukishima KeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora