II

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Me desperté por el sonido de mi alarma al día siguiente. Eran las ocho y media y el entrenamiento comenzaba a las diez y cuarto. Bokuto-san pasaría a las nueve y cuarenta (con diez minutos de atraso y con un pan a medio comer en la mano, como siempre que teníamos entrenamiento los fines de semana) y yo debía bañarme y vestirme antes de desayunar algo y esperar a que viniera a buscarme.

Me quedé quejándome un poco mientras me estiraba en la cama antes de comenzar el día.

—Joder... Uh, buen día, Shoyo.

El pequeño gato jugaba con sus patitas sobre mi pecho, y luego llegó Tetsurō a molestarlo. Bueno, a jugar... O lo que sea que hagan dos gatos a las ocho de la mañana, mordiéndose y golpeándose en la cara sin arañarse. Aproveché la distracción para levantarme de la cama e ir al baño.

Me bañé, sequé mi cabello, me vestí con un buzo holgado color azul oscuro y una camiseta blanca deportiva (bastante, a comparación de lo que siempre uso, ajustada). Encontré una sudadera abierta que en algún momento fue de mi abuelo, y me la puse enseguida por el frio que estaba haciendo afuera. Con mis converse de confianza (las de color gris oscuro) y un bolso con ropa de cambio y mis zapatillas de voleibol, ya estaba listo para irme luego de comer.

—¿Por qué tan temprano, Keiji?—. Mi mamá salió de su habitación y me encontró bajando las escaleras.

—Bokuto-san movió el entrenamiento para hoy, mamá, ¿lo recuerdas?

—Oh, cierto. Que te vaya bien, mi amor—. Ella besó mi mejilla y entró al baño. Hoy le tocaba turno temprano en el restaurante donde trabajaba.

Bajé a hacerme desayuno a las nueve y quince, y recibí una llamada. La verdad, no me esperaba ninguna, por lo que pensé que podría ser Bokuto-san diciendo que se atrasó (cosa que sería rara sabiendo que siempre se atrasa un poco) o quizás sea Konoha fingiendo un resfriado para dormir hasta tarde.

Pero, para mi completa sorpresa, era Sugawara-sa... Sugawara. Me dijo que lo llamara sólo por el apellido.

¿Habrá pasado algo?

—¿Hola?—. Contesté y puse el altavoz mientras me preparaba un té de manzanilla.

—¡Akaashi! buen día, perdón por lo repentino y lo rápido que hablo, pero tuve que acompañar a mi mamá a Tokio y decidí quedarme un poco más para recorrer y comprar algunas cosas, además de saludar a Yakkun, el líbero de Nekoma, tú recuerdas que nos llevamos bien. ¿Crees poder acompañarnos un rato más tarde?

—Oh, claro... Tengo entrenamiento a las diez y cuarto, así que estaré libre después del mediodía. ¿Estarás toda la tarde por aquí?

—¡Sip! Yakkun quiere llevarme a un lugar donde venden comida extranjera, y pensábamos invitar a Kenma, ¿te sumas?

No habíamos hecho ninguna salida como amigos, pero me agradaba mucho la idea de pasar la tarde con los chicos y no tenía planes de nada.

—Claro. Te llamaré cuando esté libre para que me envíes la ubicación.

—¡Perfecto, nos vemos más tarde, Akaashi!

Sugawara terminó la llamada y yo terminé de hacer mi té y unas tostadas con palta. O aguacate. O... ¿Avocado?... En fin, lo mismo.

Desayuné leyendo algunas noticias de voleibol a nivel nacional y escuchando música en mis audífonos, luego subí a lavarme los dientes y me quedé conversando con mi mamá, que bajaba a desayunar.

—Dejé agua caliente para tu café, mamá.

—Gracias, Keiji. ¿Bokuto-kun aún no llega?

—A penas van a ser las nueve y media, él llega siempre diez minutos luego de la hora acordada.

gay setters (+1) | bokuaka 🦉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora