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El partido inicial había acabado rápido: Nekoma perdió.

Bokuto-san estuvo muy concentrado y no desperdició ningún balón. Aunque, si me lo preguntan a mí, estuvo algo decepcionado al ver que Kimura-san no iba a jugar. Aún no tenía su uniforme del equipo, así que no podía formar parte de los enfrentamientos "oficiales" entre escuelas. Él sólo jugaba en las prácticas y en encuentros que los capitanes hagan entre ellos, por lo que había hablado con Kags mientras esperábamos a que nos tocara jugar a nosotros.

Fui a beber agua con Bokuto-san mientras Karasuno calentaba.

—¿Estás contento?

—¡Más que contento! ¡tus colocaciones nunca decepcionan, y tus manos se ven hermosas!

—Oh-

—Uh, quise decir- eh, ¡el esmalte en verdad las hace relucir, deberías hacerlo más seguido!

—Ah, claro. Gracias, Bokuto-san. ¿Listo para el siguiente?

—Listo para ver a mi aprendiz saltando como una rana. ¡Oh, ya no es un simple renacuajo! qué rápido crecen...—. Él cubre su cara con sus manos y dramatiza el asunto.

—Tsukishima se ve tenso. ¿Kuroo-san le dijo algo?

—Le habló un poco, ya sabes que le molestan sus alardeos.

—Ambos alardean por igual.

—Kuroo tiene menos filtro.

—En eso tienes razón...

—¡¿Ese es Oikawa?!—. Bokuto-san señaló hacia el público detrás de nuestro lienzo, donde había gran parte de nuestra preparatoria. Ahí estaban Oikawa-san e Iwaizumi-san.

Oh, él tiene la chamarra que le compró Oikawa-san ayer, qué lindo...

—Si pudo llegar...

—¡¿Tú sabías?!

—Claro que sabía: estuvimos juntos ayer.

—Oh, cierto. ¡Mira, ya vamos a empezar, corramos!

Bokuto-san tomó mi mano y me llevó hacia nuestro lado de la cancha. Pronto comenzamos a saludarnos uno a uno con los chicos de Karasuno, cada quien por su lado y en fila.

Estuvo bastante intenso: Hinata saltaba mucho, Nishinoya sólo había fallado a un balón, Tanaka atacaba de sorpresa al igual que Asahi-san, y Kageyama me hizo una finta en la cara.

Por supuesto que se la devolví.

Varias veces.

Juro que no soy rencoroso.

Estábamos en el punto de partido a nuestro favor, y el balón que elevó Bokuto-san iba muy bajo.

Mierda, ¿ahora qué hago?

Me la pensé sólo unos pocos segundos: vi la posición de Bokuto-san y los demás que estaban dispuestos a atacar, además de mirar rápidamente a Tsukishima y Kageyama, que preparaban un bloqueo. Hinata estaba por el otro lado y Daichi-san junto a Tanaka se preparaba por detrás.

Quizás demasiado atrás.

El centro estaba libre.

Yo estaba en el centro.

Así que apliqué la que una vez aplicó Atsumu Miya, uno de los mejores armadores de Japón, y me agaché casi pegado al piso para colocar el maldito balón hacia Bokuto-san.

Al centro de la cancha.

Oh, mierda, qué imagen más majestuosa tenía desde allí abajo, se veía demasiado épico.

gay setters (+1) | bokuaka 🦉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora