III

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—¡Akaashi, qué lindo verte!—. Sugawara se acercó felizmente hacia mí y me abrazó antes de seguir hablando—. Kageyama estaba muy emocionado por verte de nuevo, se la pasó hablando de tus colocaciones y tu inigualable forma de explicarle tod-

—¡Sugawara-san!—. Kags se sonrojó y le gritó a Sugawara. Dios, le tengo tanto cariño a Kageyama. Es literalmente como un niño pequeño emocionado por ver el mundo y aprender de sus maravillas para superarse a sí mismo a base de ellas. Se puso nervioso y yo solo pude reír al igual que Yaku-san.

—Tranquilo, Kageyama, no hay nada de qué avergonzarse. Yo también tengo mucho de qué hablar con tu primo, ¿no es así?

Ahí caí en cuenta de que Yaku-san y Kageya... Uh... ¿Kimura-san?... Bueno, de que ambos eran líberos. Uno fue el mejor de la selección nacional sub-17, y el otro es el libero titular de Nekoma, ídolo de Nishinoya (de Karasuno) y un tremendo amigo (aunque no nos conocíamos muy bien).

—Así es, Yakkun. ¡Oh! que no se me olvide presentarme. Kageyama Kimura, es un gusto inmenso conocerte. Me hablaron sólo cosas lindas, lo juro—. El primo de Kags era más bajito de lo que cualquiera pensaría. Debía estar casi rozando el metro setenta, pero la "baja estatura" (dentro del promedio en jugadores de voleibol) es una ventaja para los líberos, pues así son más ligeros y rápidos para alcanzar los balones antes de tocar el piso. Su cabello era como si le hubieran sacado una fotocopia al de Kags, pero lo desordenaron y esponjaron un poco. Sus ojos eran de color amarillo oscuro, parecían ojos de gato. ¿Por qué todos los que paran en Nekoma parecen gatos?... Bueno, no va al caso. Era un chico bastante apuesto, y se mostraba muy educado, seguro nos llevábamos bien.

—Akaashi Keiji. El gusto es mío—. Le sonreí y estreché su mano para saludarlo.

—¿Cuál era la casa de Kenma, Akaashi?—. Cierto, la mayoría de mis acompañantes no son de por aquí.

—Es la de aquí en frente, Yaku-san. Lo llamaré—. Saqué mi teléfono y marqué el número de Kenma. Demoró unos cuarenta segundos en contestar.

¿Akaashi?

—Estamos afuera, ¿estás listo?

Estoy saliendo.

Vimos los mechones rubios de Kenma salir por la puerta enseguida.

Hicimos una presentación corta sobre el primo de Kags, y partimos hacia la zona comercial donde Oikawa-san dijo que estaría. Nos costó encontrarlo, pero finalmente nos reunimos en el local de comida al cual íbamos a ir en primer lugar.

Era bastante lindo, al parecer vendían comida extranjera en general: de muchos países muy distintos entre ellos.

—¡Tobio-chan!... Y Kimura.

Kageyama se puso tenso y frunció el ceño. Kimura-san... ¿Cómo debería interpretar esa expresión?... Quizás de sorpresa, o ¿incomodidad?... No sé, un poco de ambas.

—Oikawa-san.

—Tooru.

—No sean dramáticos, por Dios. A ti, no te veo desde el fin de semana pasado—. Él señaló a Kags con su índice— Y a ti, te vi el jueves ¡en la preparatoria de la que supuestamente no te ibas a ir!—. Sugawara se echó a reír igual que Yaku-san. Kenma se aguantaba la risa sólo porque su orgullo no le permitía reír ante un desconocido (le daba vergüenza) y los Kageyama sólo miraban con una ceja levantada a Oikawa-san.

—¡Bueno, los senderos de la vida no son como tú los creías, Tooru! a veces, uno tiene que aceptar lo que le ofrecen y dejarse guiar por aquel sentimie-

—Te fuiste de Seijoh porque lanzaste tu cajita de leche vacía a la cabeza del maestro de filosofía.

—¡Él no filosofaba bien! ¡y en Tokio tengo más oportunidades cerca de la casa de mis papás!

gay setters (+1) | bokuaka 🦉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora