VI

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—Bokuto-san, debemos irnos. Ya es pasado la medianoche...

Bueno, la fiesta estuvo demasiado movida. Kuroo-san tenía alcohol y casa sola, así que nadie se controló. Incluso Kenma había bebido un poco.

Bokuto-san había bebido algunas cervezas, y Kuroo-san junto a Yamamoto le dieron de probar una mezcla rara entre varios licores que encontraron en la cocina...

Pésima idea.

—Kuroo-san, si vuelves a darle más alcohol del que puede soportar, juro que te quebraré la puta botella en la cabeza.

—Mierda, Akaashi se ve muy hot cuando se enoja-

—¡Qué dices, gata rompehogares, tú tienes novio!

—Oh, cierto- ¿no has visto a Kenma, Bokubro?

—No.

—Kuroo-san.

—¡Oh, Akaashi, sigues ahí!

—Ya vete a dormir, te veré otro día. Adiós.

—¡Adiós!

Me llevé a Bokuto-san arrastrando sus pies hacia la casa de Yamamoto para recoger nuestros bolsos y luego ir hasta mi casa. Dejé un mensaje en el grupo de armadores cuando llegué y subimos cuidadosamente la escalera hasta llegar a mi habitación.

—Bokuto-san, siéntate.

—¿Y tú te sientas enci-

—Siéntate ya, pareces una gelatina.

—Oow...

—Voy a traerte el pijama que dejaste una vez, ¿entendiste lo que dije?

—Sí... ¡Oh, es Shoyo!

—Silencio, por favor, mis mamás están durmiendo.

—Mira nada más, es Shoyito... Qué lindo eres, pareces una mandarina chiquitita...

Bokuto-san se quedó hablando con el gato en voz baja mientras yo buscaba su pijama. Vi que Tetsurō entraba a la habitación y se subía a la cama junto al otro gato y el ebrio que recogí de la fiesta.

—Bokuto-san, ponte tu pijama. Iré a buscar un futón para que puedas dorm-

—Duerme conmigo, Akaashi—. Él hablaba extendiendo las palabras... Qué tierno.

Digamos que hubiera sido una propuesta muy bonita si no estuviera borracho y si no tuviera su remera de estrellas a medio colocar. Pero no nos vamos a negar.

—Bien. Pero ponte el pijama.

—¡Gracias!—. Él gritaba, pero susurrando. ¿Cómo se puede expresar eso en palabras? ¿un "grito susurrado"?... Bueno, creo que mi punto se entiende.

También me coloqué mi pijama y me lavé los dientes. Cuando volví, Bokuto-san estaba hecho una bolita hacia el lado de la pared.

—¿Te dormiste, Bokuto-san?

—Sí...

—Payaso.

—Así me quieres.

—Claro, claro.

Me senté a su lado y llevé a los gatos a su cama.

—¿Akaashi?

—¿Sí?

—Me gustas mucho, Akaashi. Eres muy bonito, y siempre cuidas de todos...

Mierda, esto no podía estar pasando.

gay setters (+1) | bokuaka 🦉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora