La carta de mamá había sacudido mi mundo interior como un terremoto inesperado. Durante años, mi hermana y yo habíamos aprendido a vivir sin ella, construimos una vida hermosa juntas, ella me apoyó siempre a mi y yo ella. Sin embargo, su repentino intento de contacto traía consigo una mezcla confusa de emociones: esperanza, desconfianza y el miedo profundo a ser lastimada de nuevo.
Esa noche, después de leer la carta una y otra vez, decidí no compartir su contenido con mi hermana. Al menos aún no. No quería perturbar la paz que tanto habíamos luchado por mantener. En lugar de eso, me refugié en mi habitación, buscando consuelo en el libro que había dejado a medias.
Al día siguiente, me desperté con la mente aún llena de dudas. ¿Deberíamos darle a mamá una segunda oportunidad? ¿O sería mejor protegernos de nuevo rechazando su oferta? Estas preguntas me acompañaron durante toda la mañana mientras me preparaba para otro día en la escuela y mi nuevo trabajo por las tardes.
En la clase de matemáticas, era muy buena pero no pude resolver un simple ejercicio debido a todo lo que perturbaba mi mente. Recordaba el gesto amable del chico del paraguas bajo la lluvia. Su mirada cálida y su sonrisa sincera habían dejado una gran impresión en mí. Sin embargo, también en ese momento, mis pensamientos estaban dominados por mi madre y por las decisiones que debíamos tomar. En ese momento también recordé que debía devolverle su paragua, pero, lo busqué por varios lugares de la secundaria y no lo encontré.
Al salir de la escuela, me dirigí hacia la tienda de comida rápida donde empezaría mi primer turno. El aroma familiar de hamburguesas y papas fritas me recibió mientras conocía a mis nuevos colegas y aprendía las rutinas del trabajo. A pesar de la agitación emocional en la que me encontraba, el ritmo constante del trabajo me ayudó a mantener la mente ocupada.
Cuando llegó la hora de cerrar, ya estaba agotada pero agradecida por la distracción que el trabajo había proporcionado. Regresé a casa con la intención de hablar con mi hermana sobre la carta, pero al entrar, la encontré perdida en su computadora, probablemente trabajando en algún proyecto de diseño. Decidí posponer la conversación para otro momento y me fui a mi habitación.
Esa noche, me quedé despierta hasta tarde mirando mi celular ya que no podía dormir y quería despejar un poco mi mente hasta que me dormí sin darme cuenta.
Los días pasaron rápidamente con la misma rutina: clases, trabajo, y búsqueda de aquel chico para devolverle su paraguas
Un sábado por la tarde, después de un cansador turno en la tienda, decidí dar un paseo para aclarar mis pensamientos. Caminé por las calles familiares de Seúl, observando la tranquilidad de la ciudad y sintiendo el cambio del clima a medida que el verano se acercaba lentamente. Fue entonces cuando vi a lo lejos a alguien familiar.
El chico del paraguas estaba de pie frente a una tienda de libros antiguos, con una expresión concentrada mientras hojeaba un libro. Dudé un momento, preguntándome si debía acercarme. Pero antes de que pudiera decidir, él levantó la vista y nuestros ojos se encontraron.
Sin mediar palabra, me acerqué lentamente. Él pareció reconocerme de inmediato y me recibió con esa sonrisa tan cálida y perfecta.
-Hola de nuevo. Dijo con calidez.
-Hola. Respondí con una sonrisa
-¿Cómo te ha estado yendo? ¿Aún llevas mi paraguas? preguntó con curiosidad.
-Lo siento, en estos días no te encontré por ningún lado para devolverte el paraguas.
-Bueno en estos días no estuve asistiendo a clases, estaba en el hospital acompañando a mi hermanita. Respondió con una sonrisa no tan alegre.
-Le sucedió algo.
-Se cayó de las escaleras por tratar de ayudarme a llevar unas cosas pesadas al auto de mi papá, pero ahora está bien.
-ooh me alegro que esté bien, espero que mejore. Sonreí
Nos quedamos allí, conversando sobre nuestras vidas sin tocar temas demasiado profundos. Su compañía era reconfortante y me hizo olvidar temporalmente mis preocupaciones familiares. Al despedirnos, intercambiamos números de teléfono y nuestros nombres prometiéndonos mantener el contacto.
Esa noche, mientras me preparaba para dormir, revisé mi teléfono. La carta de mamá seguía ahí, esperando. Pero ahora, tenía algo más en qué pensar: un futuro incierto pero emocionante en dónde ya me veía de la mano caminando por una playa con Jung Haejin ese nombre era muy lindo y a él le quedaba aún más.
Tenía tantas cosas para pensar pero en este momento era solo él, el que invadía mi mente, por mas sueño y cansancio que tuviese el no salia de mi cabeza.

ESTÁS LEYENDO
⭐Ame Ser Tu Sombra⭐
RomanceEn una prestigiosa escuela secundaria en Seúl, Kim Minji, estudiante de segundo año, se encuentra con Jung Haejin, el chico más interesante y talentoso de tercer año. Sin embargo, Minji nunca lo había visto, hasta un dia lluvioso, ella se encuentra...