Noveno capítulo.

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La explicación.

Hornet despertó con el cuello acalambrado. Solo podía apreciar con su tacto cómo tenía las manos amarradas en una silla. También, su abdomen estaba apretado por una cuerda que fue atada con precisión, y sus articulaciones igual las sintió inmóviles.
Su cuerpo entero estuvo a disposición del que tenía enfrente. Era Beltrán, mirándolo con desprecio y apuntando su arma hacia la cabeza de Hornet.

El ambiente era distinto de dónde antes estaban. Era un sótano lo bastante grande como para tener cajas en un rincón; habían objetos que parecían ser más polvo que color y unos cuantos bates de béisbol sobre un viejo canasto. Parecía ser el sótano de Beltrán.

—Veo que despiertas —dijo Beltrán con un tono más tenso que no usaba siempre—. Ahora me explicarás cómo planeaste todo eso, o prefieres morir. ¿Qué quieres hacer, eh?

—Maldecir a la perra que me puso este collar. Eso es lo que quiero hacer—dijo entre dientes Hornet.

—No te sirve de nada maldecir. Ahora, ¿Me dices cómo lo planeaste o te mato?

Esta vez, Hornet lamió su brillante dentadura y suspiró, mientras rodaba sus ojos cafés hacia otro lado, todo para no ver a Beltrán.

—Bien, saqué el número de Lex del teléfono de Jonathan, le dije donde estábamos cuando revisamos el papeleo y él hizo la distracción perfecta para llevarte a un parque donde nunca hay personas. Aunque claro, le pedí que llamara a la policía antes de correr detrás suyo, solo para que la policía encuentre tu cabeza ahí.

Después de terminar su resumida historia, Beltrán se sentó en una silla plegable frente al asesino y apoyo sus antebrazos sobre sus piernas, mostrando que estaba interesado en lo que decía Hornet.

—¡Por Dios! ¿Por qué me querías matar?

—Me cansé de jugar al policía, Beltrán. Además, sabes que te odio ¿En serio no creíste que te iba a intentar matar? —preguntó mirándolo con atención.

—Si soy honesto, no lo ví venir. Creo que estuve enfocado en detener al asesino que no pensé en esa posibilidad —miró a otro lado para reflexionar sobre lo que había pasado tiempo atrás. Bueno, más bien hace cinco horas; las mismas que Hornet duró inconsciente.

—Que ingenuo. ¿Ya me desatas o me vas a matar?

Esa pregunta lo hizo sentir extraño. Quería matarlo, esa era la misión desde que lo sacó de prisión, ese era el motivo principal de todo lo que hizo, pero dudó por unos momentos sí de verdad quería matarlo en ese preciso instante.

Rodó los ojos y se levantó, solo para acercarse a Hornet hasta verlo de frente. Bueno, relativamente de frente, porque el asesino estaba atado a una silla y él permanecía de pie, mirando sus ojos cafés que con el reflejo de la luz se volvían rojos.

—Si te mato, no tendré una justificación y el inspector Korcek descubrirá que soy tu asesino. Me condenaré a ser lo que más repudio.

Hornet frunció el ceño por esa explicación y vio como Beltrán caminó de vuelta a su silla, sentado está vez con la mano sobre su barbilla. Pensó en que Beltrán se veía tonto en esa posición, como sí estuviera decidiendo su destino, aunque claro que lo hacía.

—Por Dios, Beltrán —dijo viéndolo a los ojos—. ¿Te importan más las reglas que matar a tu posible asesino? Si sigo vivo intentaré matarte de nuevo. ¿Estás consciente de ello?

—Sí, Hornet, lo sé. Pero la parte de arriba de mi casa está llena de bocinas, alarmas y cámaras. Sí subo allá verán que tendré sangre en la ropa, seré un asesino.

—¿Y sí dices que fue en defensa propia?

—¿Tú quieres que te mate o quieres vivir? Son señales confusas, Hornet —dijo el oficial, confundido por como Hornet lo quería convencer, de alguna forma para que lo matase.

—Me excita ver cómo tratas de pensar en algo mientras yo estoy cortando las ataduras —dijo con voz sardónica, y después de ver la expresión de Beltrán puso los ojos en blanco—. Sólo bromeo, en realidad pienso que eres bastante débil como para matarme con tus propias manos o con el botón eléctrico. Y ni creas que la palabra "excitar" tiene un solo significado, busca tu diccionario y no pienses en cosas extrañas.

—Se descargó el botón —dijo Beltrán, su tono era algo lamentable—. Al parecer solo aguanta una descarga que te noquea, y luego debe cargarse. No entiendo porqué hacen algo así si sólo dura un día. Y sé que "excitar" se usa de muchas maneras; eres medio nerd en el tema de las palabras.

—Soy escritor, obviamente tengo más palabras que tú en mi mente. Ahora piensa en una manera de matarme o juro que me dormiré aquí.

—¿Por qué estás tan desesperado en que te mate? —dijo Beltrán al poner ambas manos sobre su regazo— ¿Tan malo es vivir conmigo mientras descubrimos al asesino?

—Estoy seguro que ese asesino ya está en otro país. —De mala gana, respondió.

—¿Entonces por qué quieres que te mate?

—Porque si no me matas aquí y ahora, yo intentaré matarte de las formas más crueles posibles. Te odio tanto que juro que te voy a torturar y humillar hasta que tu propio cuerpo decida morir al ser lastimado por mis manos. —Esas palabras fueron como un balde de agua fría sobre Beltrán, pero solo tragó saliva— Te odio porque yo estaba bien siendo un escritor que escribía sus asesinatos, pero no, un odioso oficial tuvo que interponerse. Toma ésto como una advertencia.

—Lo ví más como una amenaza —dijo Beltrán, está vez poniéndose de pie—. Bueno, mientras decido como matarte iré a hacer de cenar, tengo mucha hambre como para dejarte aquí amarrado. ¡Adiós!

Beltrán salió del sótano y cerro la puerta, solo para subir hacia la primera planta y preparar algo de cenar. Pensó que no debería llevarle a Hornet porque podría ser su última noche vivo, así que decidió hornear un pan de molde para tener un sándwich más rico. No le agradaban las cosas empaquetadas, así que siempre intentaba hacer las cosas por su cuenta.

Cuando sonó el horno, después de casi una hora, él se levantó de sus pensamientos y fue a la cocina para seguir preparando su cena.

Se quedó en silencio mucho tiempo mientras pensaba en qué hacer con Hornet. Sabía que sí se enteraba el inspector Korcek o los demás oficiales y agentes de que quería matar a Hornet, iban a mandarlo a juicio, en especial esa chica que parecía desearle la muerte.

No tenía idea de qué hacer, solo pensaba una y otra vez que las personas podrían enterarse, y su plan quedaría arruinado.
Hornet no era el único asesino al que quería matar, puesto que entregarse después de matarlo no era opción.

Hornet no era el único asesino al que quería matar, puesto que entregarse después de matarlo no era opción

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