Capítulo 4

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Penelope Featherington salió del recinto del baile de Lady Danbury con la respiración agitada, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse. El dolor y la humillación causados por Cressida Cowper eran casi insoportables. Se apoyó en una columna cercana, buscando algún tipo de estabilidad mientras su corazón latía frenéticamente. Con voz temblorosa, llamó a uno de los criados y le pidió que avisara al cochero de su familia para que trajera el carruaje. Necesitaba irse de allí lo antes posible.

Mientras esperaba, tratando de calmarse, Colin Bridgerton salió del salón y se acercó a ella. Se colocó a su lado con una chispa de arrogancia, sintiéndose un poco raro y fuera de lugar, pero profundamente preocupado por su bienestar. El joven observó a su vieja amiga en silencio por un momento, viendo cómo luchaba por mantener la compostura. Su vestido verde esmeralda, ahora dañado, colgaba triste alrededor de ella, y el contraste con su delicado peinado solo hacía que su dolor fuera más evidente.

— Pen— dijo Colin suavemente, su voz cargada de preocupación.

Penelope levantó la vista, sorprendida al verlo allí. Aunque sus ojos estaban llenos de lágrimas, había una chispa de dignidad en su mirada.

— Colin...— ella absorbió por la nariz, dejando de mirarle con el corazón desbocado.—. ¿Qué haces aquí fuera?

El tono de voz que utilizaba la señorita Featherington era tan seco que eso llamó bastante la atención del caballero que, en esos instantes, le estaba brindando compañía.

— Solo... Tomar el aire— Colin la miró, pero no recibió ni un solo vistazo por parte de Penelope. Eso solo hizo que él quisiese insistir mucho más con ella.—. ¿Por qué te vas tan pronto? Llevando ese... Precioso vestido.

Penelope cerró sus ojos e inhalo con profundidad antes de menear la cabeza.

— No te burles de mí.

— ¿Reírme? Te aseguro que lo digo enserio— y Colin tenía razón, él la estaba hablando con toda la sinceridad que había en su cuerpo.—. Ese color te favorece.

Escuchar eso hizo aún más presente el enfado en el cuerpo de Penelope. La chica se enderezó, girándose en dirección del señor Bridgerton para hacerle una pequeña reverencia que lo descolocó aún más.

— Buenas noches, señor Bridgerton.

— ¿Necesitas un acompañante?— Colin dio un paso al frente cuando la hermana menor de las chicas Featherington dio un paso con intención de finalizar la conversación allí.

— Las solteronas no lo necesitamos— Penelope lo enfrentó, con una sonrisa llena de ira que solo hizo reír a Colin.

— No eres una solterona— sonrió él y ella solo deseó golpearlo. Pero se contuvo.

— Tres años en el mercado matrimonial y sigo sola, ¿Cómo llamarías a eso?

Rápidamente, al presenciar el dolor en la voz de Penelope, Colin dejó al instante de sonreír. Frunció el ceño y ladeó su cabeza en señal de preocupación. En todos los años que llevaban siendo amigos jamás había visto a Penelope así de rota... Mejor dicho: en todos los años que llevaban siendo amigos, Penelope jamás se dirigió a él con ese tono.

— ¿Pasa algo, Pen...?— se acercó un poco a ella, para hacer la conversación algo más íntima.—. Entre nosotros, digo. Te escribí este verano, como siempre, y no respondiste— Colin apartó la mirada, tratando de recordar el número de cartas que él le escribió durante todos estos meses.—. Muy pocos lo hicieron pero, si quieres que lo diga en voz alta, te echo de menos.

Y sonrió. ¡Colin Bridgerton sonrió como si lo que acababa de decir fuera de lo más normal del mundo! Penelope no supo que quería hacer, si besarlo o propinarle una patada que lo mandase de vuelta a Chipre. Pero de lo que si estaba segura era de que Colin no conocía el motivo por el que ella estaba tan enfadada con él.

Cazando a Lady Whistledown. (#PolinFanfiction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora