Capítulo 13

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La prefiesta de la ópera estaba en pleno apogeo, y el salón de eventos del majestuoso teatro vibraba con la charla animada y el clamor de la alta sociedad londinense. Luces doradas resplandecían desde candelabros ornamentados, y los invitados, ataviados con sus trajes y vestidos más elegantes, se movían con gracia entre las mesas llenas de delicadas copas de champán y exquisitos aperitivos. Sin embargo, a pesar del glamour y la sofisticación del evento, una sola noticia dominaba todas las conversaciones: la retirada de Lady Whistledown.

Desde que la enigmática columnista había anunciado su retiro, el círculo social de Londres no había parado de especular y murmurar sobre las implicaciones de tal revelación. Grupos de damas y caballeros se agrupaban en pequeños corrillos, susurrando con fervor mientras intentaban desentrañar el misterio detrás de la decisión de Lady Whistledown.

— ¿Habéis leído la última columna?—preguntó una dama de cabello plateado, su voz apenas un murmullo excitado.—. Dice que se retira por el reto de la Reina. ¡No puedo creerlo!

— Es una estrategia, estoy segura—respondió otra, con un abanico de encaje en la mano—. Lady Whistledown siempre ha sido astuta. Tal vez sea una táctica para desviar la atención.

En un rincón del salón, un grupo de caballeros discutía con igual intensidad.

— He oído que algunos han llegado a amenazar a los repartidores de los periódicos—dijo uno de ellos, un hombre corpulento con bigote rizado—. ¡Qué locura! ¿Hasta dónde llegará la gente por esas 5000 libras?

— No me extrañaría que alguien estuviera dispuesto a todo por esa suma—comentó otro, ajustando su corbata.—. Pero creo que Lady Whistledown está haciendo lo correcto al retirarse. La situación se ha vuelto peligrosa.

Entre las numerosas conversaciones, la figura de Penelope Featherington se mantenía en un segundo plano, observando con discreción. Vestida con un elegante vestido turquesa con detalles florales, sus ojos seguían los movimientos de los presentes mientras su mente estaba lejos, perdida en sus propios pensamientos y preocupaciones. Cada murmullo sobre Lady Whistledown hacía que su corazón latiera con fuerza, temerosa de que alguien pudiera sospechar la verdad.

Mientras tanto, Colin Bridgerton, también presente en la fiesta, no pudo evitar sentirse intrigado por las conversaciones a su alrededor. Aunque su mente estaba ocupada con su próxima conversación con Penelope, no podía ignorar el alboroto causado por la retirada de la misteriosa columnista. Observó a los invitados con interés, notando cómo la noticia había afectado a todos.

La alta sociedad londinense, siempre hambrienta de escándalos y secretos, se había quedado sin su fuente principal de entretenimiento y chismes. La retirada de Lady Whistledown había dejado un vacío que nadie sabía cómo llenar. Las especulaciones sobre su identidad, los motivos detrás de su decisión y el impacto de su ausencia se convirtieron en el tema principal de la noche.

A medida que la prefiesta avanzaba, el bullicio en torno a Lady Whistledown no disminuía. Los susurros y los murmullos continuaban, llenando el aire con una mezcla de excitación y desasosiego. La sombra de la columnista invisible se cernía sobre la fiesta, recordando a todos que, incluso en su ausencia, Lady Whistledown seguía teniendo un control inigualable sobre la alta sociedad londinense.

— Es una pena que Lady Whistledown se haya retirado ahora que, sí que sí, me voy a casar— se quejó Prudence, dejando de mirar un cuenco de bocaditos.

— Tampoco le interesa a nadie tu compromiso— Phillipa la respondió burlona, provocando que Penelope pusiera los ojos en blanco antes de ser espectadora de otra de las muchas discusiones de sus bobas hermanas. Sus ojos azules empezaron a recorrer el interior del teatro, buscando sin querer a una persona en particular.

Cazando a Lady Whistledown. (#PolinFanfiction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora