—No es tu culpa.
Pude respirar cuando escuché la voz de Franco. Tenía sus manos en mis hombros y su mirada buscaba la mía. La respiración estaba a nada de irse, pero él estaba ahí para sostenerme. No me di cuenta de que necesitaba su comprensión hasta que pude suspirar algo tranquilo una vez la recibí.
—¿Por eso no puedes conducir?
Sí, era una de las consecuencias del trauma. Encender un auto me aterraba. Los recuerdos volvían con fuerza y perdía la respiración. Sufría un ataque de pánico al instante. Me gustaba pensar que por esa razón es que no escapaba del lugar por mi cuenta.
Si no estuviera traumado, ya estaría en otro país.
Franco se alzaba fuerte frente a mí. Su ancho cuerpo de pronto se me hizo como un imán, quería acercarme y abrazarlo. Y el intento de sonrisa que me dio rompió todo.
Estallé en risas.
Franco siempre tenía el semblante serio. Era estoico y podía contar con las manos las veces que lo vi reír. La mayoría por reacción automática. Suponía que esa vez intentaba darme consuelo. Intentó relajar el rostro y mostrar una sonrisa. Sin embargo, al no estar acostumbrado, lo que vi fue una mueca extraña.
Tenía la cabeza levemente ladeada y mostraba los dientes en una incómoda sonrisa cuadrada. Parecía más un gruñido.
Como sea, eso no impidió que apoyara mi frente en su pecho. Sus fuertes brazos sostuvieron mis hombros y solo ahí me di cuenta que seguía temblando.
—Puedes darme tus temores —alegó—, también inseguridades y todo lo que te haga daño, yo te ayudaré a eliminarlas.
—¿Cómo? —No quise mostrarle la cara.
—Hare todo lo posible para reemplazar esos recuerdos por solo felicidad.
Bufé. Me parecía absurdo. Sin embargo, el tono seguro de su voz me indicaba que lo decía en serio. Aquel hombre grande y fuerte me prometía felicidad.
Di un leve salto cuando su mano tomó mi quijada.
—¿Puedo besarte? —me preguntó.
Podría hacerlo. Si ese sujeto que era el doble de mi masa corporal quisiese solo lo haría. Pero preguntó porque no conocía que ya en ese punto solo me sentía seguro a su lado.
Y estaba bien. Me daba por vencido. Quería quedarme con Franco, porque a pesar de todo seguía teniendo cariño en sus ojos para mí. No le importaba en absoluto todos mis errores. No le importaba no tener experiencia en el amor, ni él ni yo. Solo parecía querer regalarme el mundo en cada roce de sus manos con mi piel.
Asentí.
Se inclinó para besarme. Sus ojos dorados brillaron y se hicieron rojos unos segundos.
Podría haber profundizado más. Volverlo un beso francés. Él no me lo negaría lo sé. Sin embargo, caí en cuenta de algo. Nunca antes besé a alguien.
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El novio VOG del alfa (Virgen, Otaku, Gamer)
HumorObjetivo: Ser heterosexual Obstáculo: Un alfa de metro noventa. Suficiente tenía con ser catalogado como: Friki, gamer, Otaku, virgen y hasta chismoso, pero estoy seguro que después de esto, todos pensarán que soy furro. ¡Quiero mi vida tranquila...