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Cielo era una niña de cinco años

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Cielo era una niña de cinco años. Tenía la piel morena y los ojos celestes. Su cabello era rizado y caía en ondas enmarcando su regordete rostro. Ella los saludó desde la entrada de aquel pequeño pueblo. Su pequeño vestido lucía sucio por el barro que seguro almacenó al estar jugando toda la mañana. Parecía una muñequita.

—Pensé que Cielo era tu novia —indiqué. Tampoco es que haya pensado bien mis palabras.

—Es la hija del jefe —Miguel había amanecido mientras conducía. Incluso así no lucía con sueño y parecía seguir pudiendo estar de pie.

No pude evitar tomar una foto con mi celular. Siempre estaba listo para capturar pruebas como esa. Aquel pequeño pueblo estaba escondido, mucho más allá de la carretera. En cuanto salimos del camino supuse que aquel lugar no estaba en el mapa. Tampoco se trataba de un pequeño pueblo. Podría rivalizar con una ciudad con tranquilidad. Me sorprendía que nadie lo haya descubierto hasta el momento. Eso me llevaba a creer que estaban con el gobierno. Siempre estaba detrás de los grandes secretos.

Cuando bajé, me sorprendió estar pisando asfalto. El lugar tenía señal e incluso tecnología, era una ciudad como cualquier otra. No quise creerlo al principio. Por un momento pensé que al estar con hombres lobo vivirían en el bosque, en pequeñas cabañas de madera. Algo totalmente acorde a su raza.

Supuse mal.

La pequeña corrió hasta los brazos de su padre. Sin embargo, lo que pensé que sería un emotivo encuentro de padre e hija se convirtió solo en una palmada en la cabeza de la niña. Franco pasó de ella después de eso. Incluso la pequeña había extendido los brazos para un abrazo que nunca llegó. Sentí tanta lástima.

Corrí hasta ella y me incliné hasta verla a los ojos. Eran claros y lucían llorosos, ella ladeó la cabeza para verme y en verdad era una muñeca en vida. No entendía la razón de que su padre sea tan frío con ella. Extendí los brazos como ella hizo momentos antes y la pequeña me abrazó incluso sin saber quien era. Esa era la magia de los niños. Me hacía recuerdo a la pequeña hija de mi hermana. Debían tener la misma edad. En esa época era importante cuidar sus sentimientos para forjar un adulto responsable. Eso me explicó mi hermana en su momento.

—Bien, vete acostumbrando —indicó Valery mientras iba bajando el equipaje del auto. Miguel ya estaba a lado de Franco hablando de lo que sea. Ni siquiera quería saberlo—. Tu trabajo será cuidarla.

—Ni siquiera puedo cuidarme a mí mismo —acepté. Estaba secuestrado por hombres lobo. No creía ser la mejor influencia para una niña—. Además...

—No fue una pregunta. —Ella pasó de mí. Con tres bultos en sus manos y uno sobre sus hombros. Era fuerte.

En menos de lo que pensé ya estaba solo con la pequeña que jugaba con algún artefacto del cuello de mi sueter. Volví la vista al auto. Había visto muchas películas de acción como para saber como encender el auto sin la llave. Y si así no fuera tenía un celular y esperaba que el internet me ayude. Saqué mi celular y al ver la señal me alejé de la niña. Claro que ella me siguió. Los niños solían hacer eso.

El novio VOG del alfa (Virgen, Otaku, Gamer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora